Calidez Trémula clavó la punta de la lanza en el muñeco de entrenamiento, casi gritando de frustración en el proceso. Fue buena sensación liberar parte de su furia. Y tenía muchos motivos para estar furiosa, con su exnovio Comadreja Ladina tratando de meterla en líos con la garra local.
Y luego estaba ese forastero recién llegado, Rama Rígida... Agarró con más fuerza el asta de la lanza, pensando en esas grandes patazas. Los demás osunos no le suscitaban más que sopor, pero ese...
Una lanza pasó silbando a su lado y se clavó en la cabeza del muñeco, sacándola de sus pensamientos. Echó la vista atrás y vio a Rama Rígida aproximándose y sosteniendo otra lanza en su mano. "Vaya", pensó al verlo. "Es la lanza más grande que he visto nunca. ¿Por eso lo llamarán Rama Rígida?".
Calidez Trémula se quedó helada, superada por el momento, mientras Rama Rígida se acercaba y sacaba la lanza clavada. "Veo que ya estás en pleno sopor", bromeó. Ella agitó la cabeza, nerviosa.
"Nunca te saldrá bien si agarras el arma así", continuó, con esas masculinas zarpas tocando las suyas. Ella dejó de apretar con tanta fuerza y pasó las patas a la lanza más larga. Él se quedó tras ella, colocándole los pies y mostrándole cómo posicionarse para una efectividad máxima.
Cuando sus fuertes patas la envolvieron, no pudo evitar pensar si tal vez sería otro el motivo por el que lo llamaban Rama Rígida.