Conatos de incursión conocidos, volumen 3
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Conatos de incursión conocidos, volumen 3 es un libro encontrado dentro de la Torre del brujo sur en el Archipiélago Vistacielo y el Bastión de lo Natural en Amnytas.
Localización[editar]
- Cuerno de Maguuma
Conatos de incursión conocidos, volumen 3
Un señalador te lleva a un pasaje a mitad del volumen. Te preguntas quién estaría leyéndolo por última vez.
Tras el intento fallido de Marron de echar abajo los muros de la torre, muchos se sintieron inspirados a hacer lo mismo; el culto de Verata, de hecho, lleva siendo casi una década uno de los principales sospechosos. Justo antes de que Isgarren y Zeak (actuales guardianes del Resguardo Astral) se pusieran con los preparativos para trasladar la torre de su letargo en Kessex al territorio de Amnytas (cuya ubicación se había fijado al otro lado del océano, muy al norte por aquel entonces), un pequeño grupo escindido de nigromantes más o menos corruptos liderados por el propio Verata lograron trepar por el muro exterior. Solo un puñado del Resguardo Astral estaban presentes en aquel momento, pero, por orden de Isgarren, se escondieron mientras Isgarren y Zeak preparaban una elaborada trampa.
Isgarren, disfrazado de joven humano, guio a Verata y sus cultistas por las salas de la torre como si de una persecución se tratase. La mayoría de las puertas estaban cerradas, limitando el movimiento. Lo acorralaron en la Sala de la Confluencia, pero, antes de que pudieran apresar al muchacho que huía, Isgarren les ofreció los numerosos tesoros de su maestro. Verata se resistió a la idea, exigiendo saber más sobre los secretos de la torre. ¿De dónde procedía? ¿Quién era ese "maestro"?
Mientras interrogaban a Isgarren, uno de los nigromantes se acercó demasiado a uno de los accesos cósmicos de la estancia. Isgarren les imploró que no se acercaran mucho o se desvelaría la verdad tras la torre del brujo. Verata, demasiado ansioso para ver que aquello era una treta del chaval, guio al joven para que fuera el primero en avanzar para que los demás pudieran seguirlo. Así lo hizo y, cuando Isgarren estuvo a salvo en otra zona de la torre del brujo, Verata y sus inexpertos cultistas cayeron derechitos al océano. Tardaron horas en regresar a la costa, nadando de isla a isla.