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Diario (Torre de los secretos)

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El Diario son dos libros escritos por Mabon y se pueden encontrar en el paso de la historia de la Torre de los secretos.

Involucrado en la historia[editar]

Secrets of the Obscure (historia)[editar]

Texto[editar]

Comprobación rutinaria en el mercado Mabon

Hacía demasiado que no volvía a Caledon a comprobar el estado del mercado. Desde el nacimiento de los sylvari, he monitorizado la zona lo más estrechamente que he podido sin interferir con la naturaleza. Pero... he sentido la necesidad de comprobar si se encuentran bien. Después de lo de Mordremoth, tenía que saber cómo les estaba yendo. Me parece cruel no haberme interesado antes.

No mostré mi rostro, tal y como le prometí a Isgarren (por si llegara a sus oídos), pero son de los pocos fuera del Resguardo Astral que conocen mi verdadero nombre. Saben quién soy, a pesar de presentarme con la cara de un charr de rostro especialmente amable. Ye lg rito de Ofilia cuando doble el recodo del camino hizo que valiera la pena el aventurarme fuera de los confines de Amnytas

Apenas nos sentamos unos instantes, viendo pasar a los viajeros. Myrtle nos preparo un té con albahaca fresca y un pequeño toque de suero de leche. ¡Nunca me canso de la cocina de Tyria! Estaban bien, al parecer. Las cosas en la Arboleda habían estado inquietas desde el alzamiento y la muerte de Mordremoth, pero estaban avanzando hacía la paz. Algunos sylvari habían abandonado la sombra del Árbol Pálido en busca de lo siguiente; otros habían perdido la fe, pero incluso la Corte de la Pesadilla se habían calmado en los años subsiguientes. Menor número de ataques, al menos.

Relatamos nuestro primer encuentro, ese temible día. Muchos sylvari aún seguían al cálido abrigo de la Arboleda, pero Malbi sentía curiosidad por el mundo. Apenas con unos meses de edad y ya se contaba entre escasos valientes que se atrevían no solo a aventurarse al mundo, sino a vivir más allá de los muros del santuario de su jardín. Aún no se había establecido el mercado, pero llamaba hogar a ese pequeño bulbo rojo.

Estaba volviendo de la selva cuando escuché su grito. Los krait habían hallado su pequeño santuario. Expulsé al enemigo y... Pobre Malbi, seguramente ella tampoco supiera qué hacer conmigo. Nunca había visto a un charr y el alto el fuego era aún reciente. Además, aunque había sido yo quien había creado esa identidad para transmitir la mayor calidez posible, tener a un gran felino delante era todo caso intimidante para ella. Cuando la convencí de que no tenía que temer, se le iluminó la cara de alegría con esa misma curiosidad que atribuyo a todos los de su especie. Qué criaturas tan bellas y maravillosas.

Mi vista se vio interrumpida abruptamente cuando sentí la llamada de Isgarren en mi mente, pidiéndome que volviera a la torre del brujo. Les di a mis amigos un largo abrazo. Y luego me marché.

No tardaré tanto en volver a visitarlos.


Entrada en el diario viejo

"Llevo ya meses entre las paredes de la torre del brujo. Desde el ritual, no todos mis recuerdos han vuelto y probablemente no lo harán, pero el pozo en mi interior grita toda la noche... Recibió poco indulto de lo que yace bajo la superficie. Seguramente sienta ira porque lo escondí. Isgarren dice que no guarda rencor, pero aún marca las distancias conmigo. Especialmente cuando el sol se pone y la oscuridad crece; normalmente vuelve a sus aposentos o sigue trabajando en otra parte. En todo caso, lo entendería si siempre se hubiera comportado así. Todo lo que puedo hacer es ser mejor que lo que era antes. Aunque, basándome en lo que he aprendido, puede ser todo un reto.

Supongo que Isgarren no habría tolerado el ritual si quedara algún rastro de desconfianza entre él y yo, dado que nos mantiene unidos para el futuro próximo. También podría haberlo hecho por provecho propio... Después de todo, su "aguja del mundo" no esta completada, y necesitaba otro para de manos para trabajar con la piedra sombría. Yo no habría sido capaz de ayudarlo si no hubiera pasado por ello. Al menos estoy siendo de utilidad.

Puede que Isgarren sea raro, pero no es malo. Nervioso, quizá, y un poco ingenuo, pero no malvado. Me dejó con vida aquel día, pese a que el mursaat le dio todas las razones del mundo para destriparme antes de que yo pudiera hacer lo propio con él. Mi gente es cruel. Lo que se vislumbra de lo que queda es... inquietante. Incluso repugnante. Tortura, sufrimiento. Sangre por todas partes. ¿Qué es todo lo que hice que no puedo ver...?

Lo único que queda de mí —de mi anterior yo— que no me hace desear derrumbarme hacía el abismo es la voz de ella. No sé quien es, pero puede ser el único destello de algo que demuestre que no albergo solo mal... "Están ahí fuera, en el Reino de los Sueños. Nuestro hogar. Nuestro verdadero hogar. Los veo en ocasiones cuando duermo". Su voz suena como las olas del océano, incluso si su máscara es solo un brillo de oro que vislumbro en lo más hondo de mi mente..."

Notas[editar]