El alzamiento de Halcón de Ébano

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El alzamiento de Halcón de Ébano o la Fundación son XX tomos escritos por Kimmes, el Historiador. El libro habla de la retirada de la Vanguardia de Ébano del Ojo del Norte de la capitana Gwen Thackeray y su visita a la ciudad de Ascalon y su posterior viaje hacia el sur hasta la desembocadura del Desierto de Cristal, donde fundaron el Bastión de Halcón de Ébano. Hay veinte objetos interactivos, esparcidos por el Halcón de ébano. La lectura de todos los volúmenes desbloquea el logro Lectura rápida.

Lo que sigue es una versión de La Fundación editada para ortografía y reformateada para legibilidad.

Volumenes[editar]

Volumen I: La retirada[editar]

Hoy llegó un mensajero de Ascalon con las primeras noticias de mi ciudad desde que la Vanguardia recibió órdenes de frenar la ofensiva charr, hace ya años. Las hazañas de la Vanguardia han llegado a oídos del rey. Se ordena la retirada de los efectivos. Se puede sentir un gran alivio en la unidad. Los días de lucha encarnizada llegan a su fin. Alejada de las tropas, la capitana Gwen Thackeray parece preocupada y una pregunta ronda su cabeza. Aunque Ascalon ha ordenado su retirada, ¿se puede dar por finalizada su misión con esos charr en los alrededores? Las tropas han dejado una unidad de esqueletos para proteger el Ojo del Norte mientras emprenden su viaje de regreso aprovechando la oscuridad de la noche. La capitana quiere que los charr nunca sospechen que hemos abandonado el norte.

Volumen II: Regreso a Ascalon[editar]

La gran pompa con la que nos recibieron en la ciudad en ruinas de Ascalon es indescriptible. La Vanguardia había logrado algo que hasta entonces, había sido solo un sueño para las tropas de Ascalon: la victoria contra los charr en sus propias tierras. El discurso del rey Adelbern alabando los esfuerzos de la capitana Gwen Thackeray y la Vanguardia, ha calado hondo tanto en civiles como en soldados. La gran labor de la Vanguardia ha devuelto la esperanza a una tierra devastada por la guerra. Ya ha pasado una semana desde que la Vanguardia volvió a Ascalon y todavía continúa el tributo a los héroes. Los niños corren por las calles jugando a la Vanguardia de Ébano contra los charr.

Volumen III: La nueva misión[editar]

El rey Adelbern ha reunido a todos los ciudadanos para anunciar algo. Se ha ordenado a la Vanguardia que acudan con el uniforme completo. La incertidumbre planea sobre la unidad, pero eso no hace mella en su orgullo. La Vanguardia debe ir al sur, a la boca del Desierto de Cristal, donde está emergiendo una amenaza directa. Tienen orden de construir fortificaciones como protección frente al enemigo que se aproxima. El capitán Thackeray acepta agradecida el encargo en su nombre y el de la Vanguardia. Los civiles parecen confusos y preocupados. No esperaban esta nueva amenaza.

Volumen IV: Cuestión de motivación[editar]

Hoy, un armero cuestionó la decisión del rey de volver a poner a la Vanguardia en peligro tan pronto. En respuesta, el rey decretó que él también debería unirse a la expedición para que la Vanguardia estuviera convenientemente armada. Poco después, un panadero, un artesano del cuero, un sastre y sus respectivas familias también recibieron la órden de unirse a la caravana. ¿Esto es una muestra de apoyo por parte del rey o una forma de quitarse de encima a los que se oponen? Prefiero no contestar a eso. En cualquier caso, la Vanguardia de Ébano se prepara para dejar su hogar una vez más, sin rechistar y con su habitual diligencia.

Volumen V: Compañía inesperada[editar]

El día en que la Vanguardia se marchó de Ascalon, por segunda vez, sus miembros estaban tristes pero orgullosos. Los civiles salieron a las calles para honrar a estos héroes del norte. A las puertas de la ciudad, docenas de civiles con diferentes oficios se unieron inesperadamente a la unidad para acompañarla en su viaje. Se prepararon varios fardos de suministros adicionales para ellos. Todas aquellas personas... Dispuestas a marcharse con la Vanguardia y dejar atrás todo lo que conocían hasta ahora... ¿Lo hacían impulsados por su orgullo hacia la unidad o por temor al rey?

Volumen VI: Empieza el viaje[editar]

Los días se transformaron en semanas a medida que la Vanguardia marchaba hacia el sur. El tiempo de viaje calculado se había incrementado con los comerciantes y los civiles, pero nadie se quejó. Creo que los soldados de la Vanguardia de Ébano agradecen contar con chefs profesionales que les preparen la comida y forjadores de armaduras que tengan a punto su equipamiento.

Volumen VII: Un hallazgo sospechoso[editar]

Esta mañana, Rigo Bolan, de la unidad de exploradores de los Halcones de Ébano del teniente Keiran Thackeray, descubrió un animal destrozado con marcas de garras o dientes. Para no correr riesgos, ahora la Vanguardia está en alerta máxima. A los civiles solo se les ha dicho que viajar a nuevas tierras puede ser peligroso, y que deben estar preparados para cualquier cosa. Se les ha ordenado que no se alejen de la caravana y que no anden por ahí solos. Ya han pasado varios días desde que descubrimos los restos de aquel animal despedazado. En la distancia, puedo distinguir unas nubes de polvo que parecen seguir nuestro camino. ¿Realmente hay algo ahí o es la lagra caminata, que nos está volviendo paranoicos? Y lo más importante, si hay algo ahí, ¿nos está siguiendo o dirigiendo? Supongo que solo el tiempo lo dirá.

Volumen VIII: Regreso del enemigo[editar]

Al alba, nuestros mayores temores se hicieron realidad. Una escuadra de charr nos tendió una emboscada entre la maleza. Los principales enemigos de la Vanguardia siempre habían sido los charr, pero no tan al sur. Aunque los soldados de la Vanguardia estaban acostumbrados a los horrores de las batallas con los charr, los civiles que viajaban con ellos no. Muchos dejaron la caravana y huyeron despavoridos cuando los monstruos nos atacaron. Luchamos por mantener nuestras defensas, a la vez que tratábamos de hacer volver a la caravana a las personas que habían huido. Durante el enfrentamiento, varias preguntas vinieron a mi mente. ¿Qué estaban haciendo esos charr aquí? ¿Eran los supervivientes de su asalto fallido contra Orr? ¿El futuro nos deparaba un heraldo de tragedias?

Volumen IX: Muerte de un héroe[editar]

El cabo Dian Fermati salió detrás de un joven matrimonio que había salido huyendo de la caravana. Por desgracia, los charr los encontraron primero. Incapaz de abandonarles a su suerte, Dian se abalanzó contra un número de enemigos claramente superior. A pesar de su superioridad numérica, mantuvo a los charr a raya y aguantó lo suficiente como para que llegaran los refuerzos. Lamentablemente, la hazaña de Dian le costó la vida. Dian murió como un héroe ese día. Estuvimos a su lado cuando pasó de este mundo a la Niebla. Tenía una sonrisa en la cara mientras caía en un estado de sueño, aliviado por su último deseo: una jarra de ron.

Volumen X: Consecuencias[editar]

Los artesanos están asustados. No se esperaban un asalto durante el viaje. ¿Puede que pensaran que la amenaza del sur era una locura pasajera del rey Adelbern? ¿O el rey era conocedor del horror que nos aguardaba? ¿Olvidarían los civiles la terrible masacre y el dolor ocasionado? ¿La vuelta de la Vanguardia de Ébano les había inspirado un falso sentimiento de seguridad? Estuve meditando sobre estas preguntas mientras continuábamos nuestro camino hacia el sur. Gwen sigue dirigiendo la caravana con absoluta resolución. Sus discursos de ánimo han surtido efecto. Ha llegado muy lejos desde la primera vez que se unió a la Vanguardia cuando solo era una frágil niña. Es la auténtica sucesora del capitán Langmar.

Volumen XI: El viaje continua[editar]

Ha pasado más de una semana desde que nos encontramos a los charr por primera vez. Sus ataques continuan, pero a intervalos aleatorios. A veces tenemos un día de paz, a veces solo unas horas. Nuestros esfuerzos defensivos están empezando a pasarnos factura, pero los soldados forman con valentía para proteger a los civiles. Durante el ataque de esta mañana hemos perdido a otros dos valientes soldados de la Vanguardia. Hemos oficiado una pequeña ceremonia en su honor, retrasando nuestro viaje hacia el sur.

Volumen XII: Final a la vista[editar]

Por fin podemos ver nuestro destino, la cordillera montañosa que separa Ascalon del Desierto de Cristal. Ese será nuestro nuevo hogar. Solo pensarlo nos alegra el espíritu. Keiran ha sugerido que nos dirijamos a la ladera de una montaña al suroeste y la capitana Gwen está de acuerdo. Desde allí, podremos atacar y establecer un campamento cerca del paso que conduce al desierto. El camino será peligroso. Tenemos que cruzar una extensa llanura en la que los charr se nos echarán encima. ¿Sobreviviremos? Solo los seis lo sabrán.

Volumen XIII: Noche fatídica[editar]

Al caer la noche del que iba a ser nuestro último día en la llanura, sufrimos un ataque masivo. No parece haber fin para los sanguinarios charr. Cuando uno muere, otros dos o tres ocupan su lugar. Estaba a punto de amanecer cuando Koro Vientosabio ordenó que nos dividiéramos y fuéramos hacia las colinas. Lawrence Crafton y Rigo Bolan hicieron guardia, mientras Koro lanzó el mayor hechizo que jamás he visto en mi vida. Un ejército místico llegó procedente del norte. La mayoría de los charr se dispersaron y, sedientos de sangre, cargaron contra el ejército imaginario. El truco de Koro nos dió el tiempo que necesitábamos para preparar el próximo asalto.

Volumen XIV: Llegada[editar]

Gwen y Keiran nos condujeron al paso de montaña mientras Nola Sheppard protegía nuestro flanco al mando de un destacamento. Durante la encarnizada batalla, los segundos se hicieron minutos y los minutos horas. En un claro de la montaña, encontramos una vieja ciudad minera abandonada. Sus maestros se habían ido hace tiempo, pero sus pertenencias nos servirían de ayuda contra los charr. Cansados de no poder hacer nada, nuestros civiles se dispusieron a tomar las armas que íbamos encontrando o a construir barricadas para protegernos de los futuros ataques charr. Keiran estuvo todo el día enseñándoles a construir trampas que colocarían por la ladera que llegaba hasta la ciudad.

Volumen XV: Una triste pérdida[editar]

Koro se aproximó al campamento cuando perdió de vista a sus defensores. De repente aminoró el paso y empezó a tambalearse. La sangre le corría por la cara y, sin poder ver nada, tropezó con una roca. Cayó delante de nuestro campamento improvisado. Koro sacrificó su propia fuerza vital para darnos una oportunidad de sobrevivir. Keiran la sostuvo en sus brazos en sus últimos momentos. Ella le recordó la última vez que había creado una ilusión para salvar a la unidad, años atrás. Sus últimas palabras aumentaron nuestro deseo de sobrevivir. Era verdaderamente el corazón de los Halcones, pero la Vanguardia no iba a permitir que su muerte fuera en vano.

Volumen XVI: El futuro[editar]

Gwen volvió a elevar los ánimos de los supervivientes hablándoles de un futuro más próspero. Los charr temían a la Vanguardia de Ébano en el norte y lo harían también en el sur. La mirada de preocupación que todos mostraban se tranformó en esperanza. La Vanguardia de Ébano ya no volvería a proteger a otros. Permanecerían unidos para proteger un futuro común.

Volumen XVII: La matanza final[editar]

Tal como predijo Koro, los charr volvieron, furiosos por haber caído en el engaño de luchar contra un ejército inexistente. Pero no habíamos desaprovechado el valioso tiempo que ella nos había dado. Estábamos preparados. De repente, impulsado por un profundo dolor, Nola reunió a un ejército de muertos vivientes emergidos de las profundidades de la tierra, que estaba formado por los antiguos habitantes de la ciudad. Sus unidades formaron un muro que hizo pedazos a las oleadas de charr. Ignorando la orden de retirada de Keiran, marchó más allá de nuestra primera línea. El teniente saltó por encima de la barricada para intentar detenerla antes de que lo hicieran los charr. Para sorpresa de todos, la golpeó con el puño dejándola sin conocimiento. Después, la tomó en brazos y la llevó inconsciente tras nuestra posición definitiva.

Volumen XVIII: Supervivencia[editar]

La batalla duró horas y sufrimos muchas bajas. Pero por cada humano muerto, caía una docena de charr. Ese día definimos nuestra existencia. Cuando por fin terminó la batalla, hicimos un recuento de nuestros muertos. El panadero y su hijo, que habían tomado las armas para luchar en primera línea, estaban entre aquellos que no pudieron ver el amanecer. Por ahora los charr se habían retirado. Todavía podemos verlos en el horizonte, andando de un lado a otro y esperando. La capitana Gwen ha fijado la línea y no nos moveremos de este punto. Pero esta vez estamos preparados y les haremos pagar por lo que han hecho. Al parecer, la cantera situada junto a la ciudad minera es muy rica y profunda, o al menos eso dice uno de los artesanos. Él y otros dos más se están preparando para ir a recoger piedras para reforzar la ciudad.

Volumen XIX: Excavaciones[editar]

El soldado Casey Carpintero se ha unido a los trabajadores de la cantera para extraer piedras de gran tamaño que se utilizarán para sustituir nuestra barricada improvisada en el frente. Se están construyendo los cimientos de lo que será una puerta gigantesca. Otros soldados de la Vanguardia han dejado momentáneamente las armas para ayudar a los civiles a reforzar nuestra posición. Poco a poco, nuestras defensas van tomando forma. Hemos sufrido grandes pérdidas, pero ahora todos nos hemos forjado en el crisol de la batalla. Nos une un singular propósito.

Volumen XX: Estamos en casa[editar]

Gwen avanza entre los exhaustos supervivientes, agradeciéndoles sus esfuerzos incansables. Está empezando a reorganizar en equipos a soldados y civiles de las mismas características, todos ellos con la tarea de fijar nuestra residencia en este paso de montaña. La incertidumbre se ha desvanecido en todas las miradas, que ahora muestran determinación. Estas personas han aceptado sus miedos y ahora avanzan con un espíritu unificado. La capitana Gwen Thackeray nos ha dicho que por fin estamos en casa, y ahora estamos listos para creerlo. Nunca huiremos de nuestro hogar, nuestro Halcón de Ébano. Venid, charr, nos encontraremos en el campo de batalla, pero no nos moveremos de aquí. Se ha trazado la última línea.

--- Kimmes, el Historiador