Me reagrupé con mis aliados en las cuevas que había al sur. En lo más profundo de ellas nos esperaba Drakkar. Sabíamos que no iba a ser un enfrentamiento fácil, pero me preocupaba mucho la influencia de Jormag. Aquí, los susurros eran más fuertes. Estaban más cerca que nunca.
A pesar de los constantes intentos de influencia de Jormag, seguimos adentrándonos en las cuevas. Crecia consiguió emplear su magia de fuego para abrir un camino directo hasta Drakkar.
Los susurros de Jormag acabaron apoderándose de Rytlock y Crecia pero, por suerte, conseguí incapacitarlos antes de que causasen daños importantes. Estarán bien, creo. Eso espero. Cuando Drakkar ya no tenía dónde esconderse, Braham lo atacó con el poder de los espíritus perdidos y destruyó a la bestia.
Justo después de derrotar a Drakkar se reveló el auténtico origen de los susurros: una parte de Jormag. Casi nos hace pedazos, pero Bangar apareció en el último momento y nos ayudó a destruirla. Creía que era la oportunidad perfecta para formar una alianza... hasta que Bangar me disparó con el arco.
Desperté bajo la atenta mirada de Aurene, en lo más alto de las Picosescalofriantes. Por desgracia, muchas cosas habían cambiado después de la traición de Bangar. Se había arrogado el mérito de la muerte de Drakkar y afirmaba ser el único capaz de subyugar a Jormag. Y los charr habían empezado a dividirse. Había una guerra en ciernes.
Fragmento de dominio de "Sangre y Hielo"
Arca chapada
Muestra de karma líquido
Esquirla de hielo eterno
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