Transformación de los Enanos

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El Rey Jalis Martillo de Hierro se convierte en el Gran Enano.

La Transformación de los Enanos es el evento que ocurrió en el año 1078 d.É., por el cual la raza enana alcanzó su forma actual y pedregosa. Con esto los enanos se convirtieron en armas vivas, que existieron únicamente para derrotar a su enemigo ancestral, el Gran Destructor.

La Transformación fue profetizada por el Tomo de Rubicón, que predijo una batalla final entre el dios creador de los enanos, el Gran Enano y su archienemigo, el Gran Destructor (ahora se entiende que es un campeón del Dragón anciano Primordus). No se predijo un vencedor, solo dijo que los enanos serían "transformados para siempre" en esta batalla final.

Cuando los destructores comenzaron a invadir las Profundidades de Tyria, los enanos comenzaron a reunir aliados norn, asura y a la Vanguardia de Ébano. Después de descubrir la ubicación del Gran Destructor a través del Estanque Mágico, los enanos buscaron el poder y la guía del Gran Enano. Para ese fin requirieron el Martillo del Gran Enano, cuya ubicación era un secreto bien guardado por el clan enano Polvo negro, que había hecho un antiguo juramento de sangre para mantenerlo a salvo hasta el día en que fuera necesario.

Con el Martillo en mano, el último rey de los enanos Jalis Martillo de Hierro, pudo realizar el Ritual del Gran Enano y transformar a los enanos para siempre. Con un propósito renovado, los enanos persiguieron a los destructores en las profundidades, donde pudieron derrotar al Gran Destructor y retrasar el despertar de Primordus en medio siglo. Los que sobrevivieron permanecen allí hasta el día de hoy, luchando una batalla eterna contra los Destructores.

Inicialmente algunos enanos como Ogden Curadordepiedra y Kilroy Casta de Piedra, estaban exentos de someterse al ritual. Del mismo modo los enanos rebeldes de la Cima de Piedra (que una vez intentaron convocar al Gran Destructor) no estuvieron presentes en el ritual inicial. Finalmente todos los enanos fueron obligados a someterse al ritual por la fuerza, si fuera necesario.