Draconología en un nuevo ciclo Autor: Explorador Kurt Bengtsson
Las facetas más personales de la población de dragones de Tyria han estado desde hace mucho envueltas en misterio. En mis breves conversaciones con la dragona prismática anciana Aurene, poco después de la crisis del Vacío Dracónico en Cantha, admitió que, pese a su ascenso, solo le faltaban un par de años para alcanzar la década. Con su beneplácito, se me permitió realizar preguntas más personales.
Metiéndome directamente en harina, le pregunté a Aurene si su hermano Vlast y ella eran parte de la única puesta de huevos de Glint. A pesar de los recuerdos grabados en su mente previos a su eclosión o descubiertos más tarde atisbando el Estanque Mágico, Aurene no estaba muy segura. Los registros históricos de encuentros con Glint hacen referencia a que puso más de dos huevos; lo que ocurriera con el resto de ellos parece haberse perdido en los anales de la historia. Pero, como señalan los registros de los Olvidados y los Exaltados, la puesta de Glint se originó y protegió con la finalidad de deponer y reemplazar en último término a los dragones ancianos (Taimi, 27). Este detalle le pareció conmovedor a Aurene al describir sus breves y últimas conversaciones con Soo-Won y las cosas que esta lamentaba respecto a su crianza, porque había creado a los otros dragones ancianos como meros útiles para servir el propósito cósmico sin pararse mucho a pensar cómo les afectaría a ellos y cómo acabarían conectando (o no) con otros seres vivos.
Ha habido muchas disertaciones sobre si todos los dragones pueden poner o no sus propios huevos y luego infundirles la magia suficiente para formar un embrión. Todos los expertos en la materia se muestran de acuerdo en que los dragones ancianos y su descendencia directa parecen ser un caso aparte respecto al resto de dragones, dado que todos tenían la capacidad de modelar y crear vida con un poder que aventajaba al de los dioses humanos. Que Glint fuera liberada por los Olvidados y luego capaz de sembrar la simiente que supondría la perdición de su familia anciana puede sin duda ser calificado de milagro.
Los detalles específicos del origen de los dragones ancianos son meras conjeturas, eso sí. Según la versión de Aurene, su abuelo expresó cierto remordimiento por haberla matado. No está claro si Kralkatorrik actuó enteramente impulsado por los primeros efectos emocionales del Vacío Dracónico o si había sido guiado por sus propias visiones, conocedor en todo momento de que tanto él como su prole tenían que morir para que Aurene ascendiera. Lo más interesante es que la capacidad de Kralkatorrik de empatizar, conectar y conmover ―por rudimentaria y corrompible que fuera― fue una constante en todo su linaje, desde Soo-Won a su propia descendencia, algo nunca visto en sus hermanos (Taimi, 53).