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Desaparición en plena acción

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Desaparición en plena acción

Año
1337 d.É
Argumento
Janthir Wilds
Capítulo
Desaparición en plena acción
Localización
Costas Bajas
(Janthir)
Nivel
80
Precedido por
Hogar, dulce hogar
Seguido por
Forasteros entre tierras
API
714

Desaparición en plena acción pantalla de carga.jpg

Pantalla de carga

Desaparición en plena acción es el cuarto capítulo de la historia de Janthir Wilds.

Objetivos[editar]

Recompensas[editar]

Guía[editar]

PNJs[editar]

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Mi historia[editar]

Costas Bajas pantalla de carga.jpg

Me aventuré al puesto avanzado de caza para reunirme con la maestra lancera Valle Espinado. Me habló de la misión del puesto avanzado como centro para proteger la flora y la fauna y para preparar las bestias cazadas para alimentar a la aldea. También me habló de la filosofía de los habitantes de las tierras bajas de tomar solo cuanto puede compensarse y de la importancia de forjar lazos para la supervivencia. Por ello, me animó a pasar tiempo con la criatura errante que vaga libremente por los alrededores. No dijo nada, en cambio, de a qué se debía que me hubieran invitado a ese lugar. Tanta cautela al respecto no ha ayudado a acallar mis sospechas, precisamente, aunque, por el momento, supondré que no es más que precaución por su parte. En todo caso, aproveché la oportunidad para familiarizarme con el puesto avanzado y los alrededores. Me topé con otro miembro clave del consejo, el maestro de caza Cráter Inmenso, cuidando del redil de garrabélicas. Tras echar una mano aquí y allá por el puesto avanzado y pasar tiempo con la criatura errante, regresé adonde estaba Valle Espinado, esta vez con la intención de obtener respuestas claras.

Y recibí respuestas, desde luego. Para empezar, las indagaciones de Malice resultaron de lo más acertadas. Los retazos de información que recopiló sobre los forasteros y las preocupaciones de los kodan son totalmente válidos y apremiantes. Según Valle, una partida de caza liderada por la maestra de garrabélicas Gracia Ardiente partió en busca de información sobre uno de los forasteros y su paradero. Echando la vista atrás, es verdad que parecía con los nervios a flor de piel durante la reunión del consejo de los habitantes de las tierras bajas. Su aprensión parece perfectamente justificada, sabiendo ahora lo que ocurrió después. Valle dijo que, desde que el grupo partió, el consejo no había podido contactar con Gracia Ardiente ni ninguno de los exploradores que la acompañaba. Y, hasta el momento, todas las búsquedas por los parajes cercanos han resultado fútiles.

Tras relatarme la difícil situación, Valle Espinado me pidió ayuda para dar con los exploradores desaparecidos. Yo, por supuesto, me he prestado a ello, al igual que Caithe y Malice. Mi plan es aventurarme a zonas salvajes cercanas en su compañía para proseguir con la búsqueda. Aunque no conocemos el entorno tan bien como los habitantes de las tierras bajas, hemos demostrado una gran habilidad siguiendo pistas. Si somos capaces de encontrar algo, lo que sea, que nos guie en la buena senda, tal vez podamos rescatar a los exploradores de los peligros que acechan. Por si la situación no fuese ya complicada de por sí, Valle me alertó de una espesa niebla que se extiende desde las aguas. Escasa visibilidad es lo último que necesitamos, aunque contemos con la ayuda de una criatura errante. Pero no hay tiempo para dejarnos desalentar por las dudas. Hay que salir, empezar a buscar e ir adaptándonos sobre la marcha. Los exploradores no pueden permitirse ningún titubeo por nuestra parte.

***

Devastador. Es la única palabra adecuada para describir cómo se ha desarrollado todo. Pero empezaré por el principio.

Me reuní con Caithe y Malice en el delta para iniciar nuestra búsqueda. Tal y como temíamos, la niebla era cegadora, como si nos hubieran puesto una lámina gris sobre los ojos. Recorrimos el bosque, cada sendero sumiéndonos más y más en la desorientación. Es fácil ver cómo este lugar puede hacerte ir dando tumbos, por mucha experiencia que tengas. Avanzábamos a duras penas, la niebla más densa y pútrida cada vez que respirábamos. Cuanto más andábamos, más parecía reinar una sensación de inquietud, como si unos ojos invisibles nos acecharan entre los árboles. Observando... Esperando... Y entonces, una emboscada. La primera de muchas. Nuestros combatientes eran manadas de criaturas perturbadoras, cuya espantosa apariencia se antojaba tierra purulenta. Pensándolo detenidamente, se parecían a las criaturas que vi cuando estuve cerrando fisuras para Vanak, solo que el entorno les confería un aura aún más siniestra.

Entonces, encontramos el cadáver. El primero. A juzgar por su estado, llevaba un tiempo descomponiéndose. Nos pareció demasiado putrefacto para los días que llevaban desaparecidos los exploradores... hasta que dimos con el resto. Cadáveres tirados por el frío suelo como mudas descartadas. En mis años de experiencia, he visto lo que la muerte puede hacerle a un cuerpo. Pero esto... Era como si su mismísima alma se hubiese infectado y hubiera podrido el cuerpo desde dentro. Y el hedor... La forma en que perforó mis pituitarias, provocándome una sensación casi inmediata de quemazón en la parte posterior de los ojos... Me temo que ha quedado para siempre sellado en mi memoria.

De pronto, una voz se hizo presente entre aquel horror. Débil pero inconfundible. Buscando vida entre aquella carnicería, descubrimos a Gracia Ardiente, la única superviviente del grupo. Yacía derrumbada sobre un montón de heridos. Corrimos en su ayuda con la determinación de llevarla a casa con su último hálito de vida intacto. Y fue entonces cuando decidió mostrarse. El "forastero".

No es un forastero históricamente hablando, si lo que Malice nos asegura es cierto. En su opinión, la criatura es un titán. Es verdad que ninguno de nosotros había visto uno en persona, pero yo he escuchado historias, leído sobre su legado. Todo lo que puedo decir es que, según se fue acercando, parecía sin duda una criatura digna de las tumbas ancestrales. Antes de que pudiéramos procesar su llegada, huyó, dejando a un esbirro para luchar en su lugar. Una maniobra de cobardía de primera.

Tras un acalorado enfrentamiento, sometimos a la bestia y, a continuación, priorizamos nuestros siguientes pasos. Lo más urgente era que Gracia Ardiente recibiera asistencia médica. Dado el carácter histórico de sus ganas de venganza, Malice fue quien mostró más reticencia a abandonar la lucha. Sin embargo, si queremos tener opciones contra esos monstruos casi legendarios, debemos dejarnos guiar por la intención, no por impulsos. Cuando Gracia Ardiente esté a salvo, está claro lo que hay que hacer. Es hora de organizar un consejo de la Alianza.

Mi historia