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Forasteros entre tierras

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Forasteros entre tierras

Año
1337 d.É
Argumento
Janthir Wilds
Capítulo
Forasteros entre tierras
Localización
Costas Bajas
(Janthir)
Nivel
80
Precedido por
Desaparición en plena acción
Seguido por
Nubes de tormenta sobre Janthir
API
715

Forasteros entre tierras- Cuenca Infecta pantalla de carga.jpg

Pantalla de carga de Cuenca Infecta

Forasteros entre tierras es el quinto capítulo de la historia de Janthir Wilds.

Objetivos[editar]

Recompensas[editar]

Guía[editar]

PNJs[editar]

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Mi historia[editar]

Arco del León pantalla de carga.jpg

La Alianza Tyriana ha sido oficialmente convocada a una segunda cumbre para hablar de lo ocurrido a Caithe, Malice y a mí en Janthir. Hora de ver lo que piensa el resto del mundo.

***

Aliso Estoico quedó conmigo fuera del enclave; esta será su primera gran presentación al resto de la Tyria moderna. Estaba nervioso, pero tan preparado como cabía esperar. Su gente está en peligro, y anteponer los intereses de su pueblo a los suyos propios es lo que debe hacer la garra.

Ya se mascaba la tensión en la sala cuando entramos. Ocupé mi lugar en el podio y todo se puso en marcha. El Resguardo Astral confirmó lo que Malice parecía saber nada más producirse el primer encuentro: que los titanes habían regresado a Tyria, en efecto. Criaturas demoníacas de la Niebla. Hasta el momento, se pensaba que eran seres erradicados de Tyria.

Escuché con atención las crecientes preocupaciones, la confusión, las ansiedades y los miedos de los presentes. Justo mientras abordábamos otro momento de tensión, Livia apareció en la puerta para echar un poco más de leña al fuego. Solicitó que recurriéramos al cetro de Orr —o Legavo—, un arma de vidente ancestral diseñada para controlar o manipular a criaturas procedentes de la Niebla. Nadie tenía una respuesta clara sobre si el objeto funciona realmente o no, pero al menos unos cuantos de los presentes en el consejo estaban dispuestos a arriesgarse para acallar la amenaza lo antes posible. Como no había forma de acordar unánimemente lo que se debía hacer, pedí realizar una votación. La reina Jennah y Ludo andaban a la gresca, lanzándose mutuamente a la yugular, pero incluso ellas estuvieron de acuerdo en que no iban a dar su brazo a torcer. Todo el mundo se tomó un instante para recapacitar acerca de su postura antes de retomar la sesión.

Una vez todos decididos, el consejo votó. No recurriremos al cetro; la mayoría de los asistentes no podíamos justificar el riesgo. Como resultado, la condesa Anise nos ha ordenado a Malice, Caithe y a mí regresar a Janthir con Aliso Estoico para seguir investigando y determinar el alcance de la amenaza. Ya me he despedido de Aliso y me dispongo a ultimar mis propios preparativos antes de emprender el camino de vuelta a la Guarida de la Cosecha.

Veremos si somos capaces de cargarnos a un titán.

***

Cuando volví a la aldea, Flecha Serena estaba en pleno ataque de pánico. Aurora Apagada había abandonado la Guarida de la Cosecha en solitario, posiblemente yendo tras el titán y los supervivientes que pudiera haberse llevado consigo. Iba directa a las islas. Sola. Me imaginé que el chaval se lanzaría al combate tanto si decidía unirme a él como si no, así que aquí estamos, navegando en dirección al ojo de la tormenta.

***

Pincho nos guio a lo largo de la bahía y hasta la primera isla. Húmeda y escalofriante, estaba inquietantemente en calma cuando bajamos del esquife y pisamos tierra firme. Nos dirigimos hacia el oeste, donde hallamos los cadáveres de esas criaturas tipo esquirlas, que ahora empiezo a entender que guardan relación con el titán. ¿Sería obra de Aurora Apagada? No pudimos entretenernos mucho, pues más de estos seres nos aguardaban en el camino para tendernos emboscadas.

Al avanzar hacia el oeste, Pincho divisó un claro en el pantano... y a Aurora Apagada. Por fin la habíamos alcanzado.

***

Excesivamente envalentonada para ser una curandera de las Picosescalofriantes, Aurora Apagada plantó cara al titán. Se hacía llamar Greer, y no había nada en nosotros que le resultara amenazador.

Aurora le dijo a Pincho que huyera, pero el chaval se negó. Nos lanzamos a la lucha en un intento desesperado por preservar la vida del muchacho. Aurora mantenía la cabeza sorprendentemente fría, dadas las circunstancias. Inmediatamente buscó una solución para imponerse a la podredumbre de Greer, que se extendía a toda velocidad: semillas imbuidas de magia. Aurora nos ordenó matar a los siervos de Greer para poder limpiar la arena de su retorcida y purulenta magia.

Cuando pensábamos que las tornas giraban en nuestro favor, Greer volvió su atención a Pincho. Antes de que el titán pudiera atacar, Aurora se interpuso entre ellos. Y, justo en ese momento, su fachada al fin se vino abajo. Tras conjurar un hechizo que excedía con mucho las capacidades de una humilde curandera de las Picosescalofriantes, quedó claro como el agua: teníamos ante nosotros a Tristeza Latente. Supo detener el ataque de Greer con facilidad.

Desvelada la magnitud de sus poderes, superar a Greer fue tarea sencilla. Pero todas las miradas se volvieron a la bruja desaparecida. Pincho estaba muy afectado; su mentora le había mentido, y otra faceta de su antigua y cómoda realidad se veía sacudida. Me dijo que tenía que darse un paseo para reflexionar, así que se ha ido a un campamento de investigación con esa intención.

Ya sin miedo a que Pincho nos escuchara, le pedí explicaciones a Tristeza Latente. Más allá de establecer vínculos diplomáticos con los habitantes de las tierras bajas, dar con ella era mi siguiente prioridad. Era poderosa, sin duda, pero no la intimidante fugitiva que me habían pintado. ¿Otra fantasía melodramática de Isgarren, quizás? Su principal preocupación era Pincho y luego los titanes. Caithe y Malice, que se mantenían tan incondicionales como cabría esperar, la atosigaron con más preguntas: ¿hay más? ¿Estamos a salvo? Tristeza Latente era vaga en sus respuestas, asegurando que un repunte en las pavesas de Niebla —energías que radiaban de la Niebla— estaba produciendo perturbaciones antinaturales en la isla. Me preguntó si tenía intención de detenerla, pero si verdaderamente hay un titán rondando por la isla, ella puede ser justo la aliada que necesitamos para deshacernos de semejante enemigo, visto que ya nos ha ayudado con uno. Ocultar su identidad a los kodan podría resultar un desafío más complejo, dada la reticencia de esta gente a la magia, pero al menos la mayoría del Resguardo Astral no sería capaz de reconocerla. Después de todo, había mantenido su identidad en secreto todo este tiempo.

Pese a la tensión reinante, Caithe y Malice han afrontado la revelación de Tristeza Latente con curiosidad; lo de no inmutarse ante los secretos es cosa de superespías. Mientras digieren las nuevas, voy a ver si puedo localizar a Pincho, por saber qué tal anda. Al chaval le ha pasado de todo y no deberíamos dejarle solo en un lugar así.

Mi historia