Al llegar a la Torre del Trueno nos encontramos al Pacto y nuestros aliados allí reunidos. La torre era un sitio impresionante, erigido hace siglos por los enanos y conservado por los Exaltados y los cefiritas desde los tiempos de Glint. Ogden nos dijo que hablásemos con la maestra de la forja Hilina, la herrera exaltada que nos enseñó los principios de la forja de nuevas armas de sangre de dragón. Empezaríamos recuperando petróleo para el templado en una explotación draga que hay al sur.
Partí en busca de la comunidad draga en el témpano de hielo al sur. Tenían en marcha una enorme explotación petrolífera, pero los conflictos con los marcados se habían cobrado muchas vidas y habían dañado el equipamiento. Todavía lloraban a los caídos y apenas tenían suficiente petróleo para sobrevivir al invierno, por lo que su líder, Varya, no estaba dispuesta a compartir lo poco que les quedaba. Canalizando la magia de Aurene conseguí eliminar los cristales de la Marca que había en su equipamiento, con lo que pudieron acceder a sus reservas de petróleo y nos ganamos la colaboración de Varya.
Taimi se puso en contacto por comunicador para informar de que el molde original que se empleó en el proceso de forja estaba roto y que habría que buscar un repuesto. Ogden sugirió probar en la tumba de Frodak Estrellacerada, un herrero enano muerto tiempo ha que, al parecer, trabajó con Glint para forjar la lanza de sangre de dragón original. Buscando en la tumba me encontré con el fantasma del mismísimo Frodak y descubrí que un nichgul brutal lo había expulsado de su tumba. Tras eliminar al nichgul de la sepultura, conseguí un molde de repuesto para las nuevas armas de sangre de dragón.
Bajo la dirección de la maestra de la forja, Aurene y yo pusimos en marcha la Forja de Sangre de Dragón. Aunque la lanza de sangre de dragón original se forjó empleando una esquirla del cuerpo de Kralkatorrik, la maestra de la forja nos explicó que tendríamos que conformarnos con cristales de la Marca de los siervos de Kralkatorrik. Con todo, las lanzas que creamos eran buenas armas, dignas de la forja de Glint. Tan solo faltaba probar su eficacia contra los marcados.
Aunque la maestra de la forja Hilina insistió en que forjásemos más armas de sangre de dragón, fui en busca de unos cuantos enemigos marcados para poner a prueba la remesa inicial. Estaba claro que las armas no eran tan poderosas como la lanza de sangre de dragón original, pero resultaban bastante eficaces y a buen seguro nos darán ventaja si fabricamos suficientes para todos nuestros aliados. Me puse en contacto con Taimi y Gorrik para informarles de mis descubrimientos y Gorrik empezó a calcular cuánto tardaríamos.