Tan pronto volví al campamento oculto, oí a Braham y a Smodur discutir sobre estrategia. Ambos planes eran buenos, pero también eran mutuamente excluyentes. Todo el mundo estaba en desacuerdo y yo iba a tener que resolver la papeleta.
Escuché tanto el plan de Braham como el de Smodur. Braham estaba seguro de que podría encontrar la forma de convencer a los espíritus de la naturaleza para que abriesen la puerta de piedra de las ruinas norn. Smodur, en cambio, tenía clarísimo que sería una pérdida de tiempo y que deberíamos dedicar todos nuestros recursos a un único ataque frontal.
Pero, antes de que pudiese tomar una decisión, un disparo retumbó en las cavernas y Smodur cayó. En una posición elevada estaba Ryland Atrapacero empuñando el rifle que lo había matado.
Y a nuestro alrededor se abrieron portales de los que empezaron a salir enemigos.
Rechazamos el ataque e hicimos retroceder a las fuerzas de Ryland, pero consiguió lo que quería: Smodur había muerto.
Y, por desgracia, no teníamos tiempo para llorar su pérdida: si Ryland sabía dónde estaba nuestro campamento, no nos quedaba más remedio que adelantar el calendario.
Efram y Malice se aprestaron a liderar a Hierro en el asalto a la puerta delantera y Braham optó por abrir la puerta de las ruinas. Si conseguíamos abrirla, podríamos ir directos a por Bangar. Era un plan tan bueno como otro cualquiera.