Prisca

Alerta de spoiler: El texto siguiente contiene información que podría revelarte contenido de Sangre y Hielo.

Prisca

Raza: Charr
Localización: Campamento de la Legión de la Llama
(Valle de Grothmar)
Organización: Legión de la Llama

Prisca es la hija del imperator en funciones de la Legión de la Llama, Efram Salvegloria. Está teniendo dificultades para adaptarse a la vida en la Legión de Sangre en la Fahrar, donde está siendo intimidada, especialmente por las otras chicas, que probablemente no están acostumbradas a estar cerca de charr de una Legión tan infame y misógina.

Biografía[editar]

Prólogo: Unidos por la sangre[editar]

Prisca nació como hija de Efram Salvegloria en la Legión de la Llama. Según la tradición de la legión, se crió entre otras niñas. Su padre lideró un grupo disidente que buscaba expiar los crímenes de la legión y reintegrar a los miembros masculinos y femeninos de la legión a las Altas Legiones.

No fue hasta el año 1332 d.É. que la facción de Efram fue contactada por la tribuna Crecia Piedrabrillante de la Legión de Sangre, quien los invitó a la Reunión de todas las legiones en el Valle de Grothmar para celebrar la muerte del Dragón anciano Kralkatorrik y la fuerza de las legiones charr unidas. Efram aceptó los términos de una tregua del Imperator de Sangre Bangar Portarruina a pesar de que su facción tuvo que entregar a sus cachorros para que fueran criados en el fahrar como miembros de la Legión de Sangre como señal de buena voluntad.

Después de que el repentino sobrevuelo de la Dragona anciana Aurene en la ceremonia de apertura de la manifestación dejó a las legiones asistentes inquietas, Efram regresó al campamento de la Legión de la Llama en el valle para calmar a su gente. Prisca le dijo que ella y los otros cachorros de la Llama habían tenido problemas para adaptarse al fahrar de la Legión de Sangre ya que estaban siendo intimidados por otros cachorros que todavía veían a la Legión de la Llama como un enemigo contra el cual luchar. En represalia, Prisca había prendido fuego a las colas de los matones. No tenía intención de regresar al fahrar porque sentía que todos allí la odiaban, las otras chicas en particular. Efram intentó hacerla entrar en razón recordándole que las antiguas costumbres de la Llama ya no importaban, pero tenía dificultades para acercarse a ella.

El Comandante del Pacto, actuando como campeón de la Dragona anciana, entró en el campamento de la Legión de la Llama e intentó disculparse por la interferencia de Aurene para aliviar la ansiedad de Efram. Efram interrumpió suavemente al Comandante afirmando que tanto su grupo disidente como Aurene todavía estaban encontrando su lugar en el nuevo mundo, por lo que no guardaba rencor hacia las acciones del Dragón anciano. Después de escuchar lo que los Cachorros de Llama habían experimentado en el Fahrar, el Comandante se ofreció a consolar a los Cachorros. En la conversación que siguió, el comandante tranquilizó a Prisca señalándole que su nueva vida mejoraría a pesar de la mala primera impresión y que haría nuevos amigos y aprendería cosas nuevas hasta que el valle se sintiera como su hogar. Suficientemente convencida por las palabras del Comandante, Prisca prometió intentar tener paciencia y ver qué pasaba y al mismo tiempo prometió no volver a prender fuego a la cola de nadie.

Algún tiempo después, Efram escuchó que un charr extraño y mayor había aparecido en el fahrar en un intento de reclutar a Prisca y otros cachorros para su causa. Al darse cuenta de que los reclutadores podrían haber sido los belicistas Renegados, Efram le contó a Kasmeer Meade, uno de los compañeros del Comandante que había estado observando la magia de la Legión de la Llama desde la ceremonia, sobre sus hallazgos para que pudieran investigar el asunto juntos.

Consecuencias[editar]

Tras la muerte de los dragones ancianos Jormag y Primordus en el enfrentamiento en la Roca del Yunque en el año 1334 d.É., Prisca acompañó a su padre, que se había convertido en el Imperator de facto de la Legión de la Llama, mientras visitaban el Pabellón de la Corona en Linde de la Divinidad para asistir al Festival de los Cuatro Vientos. Mientras disfrutaba de las festividades, Prisca le pidió astutamente al Comandante que mantuviera a su padre ocupado con una pequeña charla para poder asaltar las mesas de comida, sorprendiendo al Comandante con la solicitud.