Se ha disipado el muro de niebla tóxica que bloqueaba el camino más allá de la Puerta de Heitor. Ya podemos seguir adelante con el plan.
Peitha me pidió que asistiera a un consejo de guerra y me reuniese con "una de las mascotas de Isgarren" en el campamento del Resguardo Astral de la zona interior de Nayos. El misterioso animal resultó ser Galrath y, cuando comenzó el consejo de guerra de Peitha, no tardó en rugir; Isgarren se había negado a ofrecer todo el apoyo del Resguardo Astral en su guerra contra Eparch. Ramses protestó, pero Galrath insistió en que el Resguardo Astral estaba aún recuperándose del ataque de los kryptis en Amnytas y que la batalla de Peitha no era para ellos. Sin embargo, el brujo permitiría que se uniesen voluntarios a Peitha, cada cual por su cuenta y riesgo. Con más pruebas de la capacidad de Peitha para mantener a los kryptis fuera de Tyria, sería posible convencer a Isgarren de que ofreciese el apoyo total del Resguardo Astral.
Peitha puso fin a las discusiones y desveló sus planes de derrocar a Eparch. Para acometerlos, debía localizar a una poderosa mente táctica, un héroe de los kryptis, y persuadirlo de que se uniera a su causa: el general Nephus.
Antiguamente segundo al mando de Eparch, Nephus se había mostrado disconforme con el modo en que Eparch y su reina, Labris, gobernaban sobre su gente. Como antiguo general y líder de su pueblo, Nephus inspiraba demasiado respeto y lealtad para condenarlo a la ejecución. En vez de eso, lo habían mandado al exilio, a vivir entre la gente de a pie de la zona interior de Nayos. En opinión de Peitha, convencer a Nephus de que se uniera a su causa podría inspirar a las masas a seguir su ejemplo y rebelarse contra el Rey de Medianoche. Pero había que atacar antes de que Eparch o Labris pudiesen reaccionar.
Con el plan en marcha, acompañé a Arina a conocer a algunos de los nuevos voluntarios del Resguardo Astral. Según nos aproximábamos, reconocí al comandante Emund, que hizo un llamamiento a las tropas para que prestasen atención. Inesperadamente, era Frode quien las lideraba. Volvía a estar junto a su hija, Arina. Llevaban separados desde la primera vez que espié el campamento de esta a las afueras de Arco del León, antes de mi primer encuentro con Cerus. Todo se antojaba un recuerdo lejano, esos tiempos en los que supe por primera vez de la existencia de la torre del brujo y el Resguardo Astral.
Pese a estar juntos, mantuvieron una actitud totalmente profesional delante de las tropas. Percibiendo su emoción desbordada, puse fin a nuestra conversación con el fin de darles un instante para ponerse brevemente al corriente de sus vidas. Pronto llegaría el momento de poner en marcha el plan de Peitha y de partir para adentrarnos más en la zona interior de Nayos.
***
Partí rumbo al territorio salvaje de las inmediaciones de Nyedra, abriéndome paso a través de leales a Eparch y creando distracciones mientras los exploradores de Ramses iban tras el general Nephus. Durante mi misión, Galrath contactó de improviso conmigo para que nos reuniéramos en el vivac avanzado.
Me habló de la existencia de artefactos antiguos que describen técnicas de lucha olvidadas. Galrath creía que podían sernos de utilidad para combatir a los kryptis como parte del arsenal del Resguardo Astral, así que propuso que tratara de localizarlos.
Peiné las inmediaciones de Nyedra hasta lograr finalmente reunir todos los artefactos antiguos. Al llevárselos a Galrath, este me dio su bendición para experimentar con las nuevas técnicas de lucha que en ellos se describían. Está por ver si todo esto me ha hecho ganar credibilidad para convencerlos tanto a Isgarren como a él de que el Resguardo Astral se comprometa a combatir en la guerra.
Con estas ancestrales técnicas de lucha en mi arsenal, seguí enfrentándome a las fuerzas leales de la zona.
Al final, Ramses contactó conmigo; sus exploradores habían localizado al escurridizo general Nephus en algún punto de Nyedra. Tenemos que llegar hasta él antes de que los leales invadan por completo la zona interior de Nayos.