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Madre de las estrellas

De Guild Wars 2 Wiki
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Madre de las estrellas

Año
1336 d.É
Argumento
Secrets of the Obscure
Capítulo
Prólogo: Tiempos inciertos
Localización
Archipiélago Vistacielo
(Cuerno de Maguuma)
Nivel
80
Precedido por
El infierno desatado
Seguido por
Voces procedentes de más allá del velo

Madre de las estrellas es el cuarto capítulo de la historia de Secrets of the Obscure.

Objetivos[editar]

Recompensas[editar]

Desbloqueada durante el juego

Guía[editar]

PNJs[editar]

Objetos[editar]

Diálogos[editar]

Mi historia[editar]

Archipiélago Vistacielo pantalla de carga.jpg

Sin dudar ni un instante, mis nuevos "amigos" del Resguardo Astral me pusieron manos a la obra en esta extraña guerra milenaria contra los kryptis. Aún me estoy ajustando a la revelación de esta información (justo cuando estoy intentando combatir las ganas de llamar a una flota de aeronaves y resolver ya toda esta odisea). Pero... elijo confiar en el Resguardo Astral. Por ahora, al menos. Tengo muchas caras nuevas que aprenderme, y Zojja parece muy tensa en mi presencia. No hemos hablado desde que fue herida en Maguuma; no sabía que había abandonado los confines de Rata Sum desde que volvió para curarse, pero supongo que tocará mantener una conversación intensa. Además, supongo que complicaría las cosas si Logan decidiera alzar el vuelo con un puñado de efectivos del Pacto o de los Serafines.

Todo el mundo estaba ocupado localizando a Dagda e Isgarren, los otros dos "brujos" desaparecido. El último de ellos, además, es líder de esta organización. Total, que me reuní con Frode en uno de los puestos avanzados del Resguardo Astral para ver cómo podía ayudar. Me informó de una de sus divisiones más implicadas: los Cazadores de Fisuras. Liderada por un tipo llamado Rian, tienen las misión de encontrar y abrir fisuras de los kryptis para desafiar a los demonios que se escondan en su interior, mientras que el resto del Resguardo Astral intenta dar con sus desaparecidos. Rian me enseñó a usar el Corazón de los Oscuro, el dispositivo que Zojja me dio en la batalla anterior y que usamos para cerrar fisuras en la Baliza de las Eras. Al parecer, lo fabricó una bruja kodan llamada Tristeza Latente, que, desde entonces, ha abandonado el Resguardo Astral (por lo que dicen, en términos precarios). Siempre que canalizo el poder del dispositivo, entrañas oleadas de emociones parecen guiarme a avanzar. Aunque no puedo describir por qué, ya siento una fuerte conexión con él.

Frode también me presentó a una de sus soldados de confianza, una estridente asura llamada Uenno que colaboró en mi entretenimiento. Me mandó a una de las tiendas médicas del Resguardo Astral, donde me pusieron a prueba para ver si pesaba sobre mí algún tipo de posesión (pasar tiempo en Nayos parece ser motivo de sospecha y, a decir verdad, con toda la razón). Esa... voz en mi cabeza me urgía a mantener el pico cerrado y, dado que me ayudó a escapar de Cerus, le hice caso. Sea quien sea Peitha, no sé cuáles serán sus motivaciones, pero desconozco el Resguardo Astral tanto como ella. Mientras no me haga arrancarme los ojos o hablar en lenguas extrañas, la mantendré bajo mi protección, por peligrosa que pueda resultar. Después de todo, no ha hecho nada para hacerme daño hasta ahora (lo que hace que me pique aún más la curiosidad acerca de sus motivaciones). Tengo la mente un poco quemada después de todo lo que he soportado a lo largo de los años. Y, si quiero jugar la baza correcta, a lo mejor puedo reunir más información sobre Cerus y los kryptis.

Tras sintonizar mi dispositivo de comunicación con las fluctuaciones externas del Resguardo Astral (alejándome aún más de la posibilidad de contactar con mis aliados en casa), ayudé a Rian a reprimir a algunos de los krytpis y a sellar fisuras antes de que Zojja y Mabon me llamaran de vuelta al campamento: Dagda ha aparecido, y la cosa no pinta nada bien. Me dirijo a reunirme con mis nuevos aliados en las islas fracturadas y en expansión del archipiélago para dar con ella.

***

Estos fractales en concreto, tal y como me los han descrito a mí, son una absoluta maravilla. Isgarren y los brujos llevan usándolos siglos para probar las múltiples posibilidades que el futuro pueda deparar en un intento por predecir futuras amenazas. Cuando la magia de Isgarren se fracturó al finalizar el ciclo de los dragones, estas minirrealidades se desprendieron de la Niebla y se manifestaron sobre Tyria. Guardan muchas similitudes con los fractales monitorizados por Dessa, por lo que yo sé: Dessa se da de forma natural en la Niebla y estos se han formado deliberadamente, pero los habitantes que viven en ellos son de carne y hueso. Ellos no forman parte de la Niebla. Están vivos, y no puedo ni imaginarme el miedo que estarán sintiendo. El Resguardo Astral hace lo que puede por contener las amenazas locales, pero no sé si alguien tiene claro qué hacer con los habitantes. Lo único que sé es que su miedo es muy potente para los kryptis. Les están dando caza, y mantener a esos habitantes a salvo debería ser una de las principales prioridades del Resguardo.

Por suerte, eso sí, Zojja y los demás pudieron esclarecer la ubicación de Dagda en uno de esos fractales: un observatorio abandonado en la zona interior de una de las islas flotantes. Frode y Uenno vigilaron la entrada mientras Zojja y yo nos aventuramos dentro. Un pequeño grupo, para no abrumar a Dagda ni en las peores circunstancias. Antes de que alcanzáramos a la bruja Ceri, uno de los aprendices de Dagda nos tendió una emboscada en la cueva. Había... desaparecido. Estaba totalmente poseída por un kryptis. Sin esperanza de apaciguar a la bestia en su interior, la muerte fue la única clemencia que Ceri pudo brindarle. Zojja se tomó un instante para llorar la pérdida antes de que siguiéramos avanzando, claramente afectada por despedirse de su "familia de adopción", como ella decía. Aquí tenía toda su vida: nuevos amigos, un mentor... Me siento como alguien ajeno contemplando todo esto.

***

Hallamos a Dagda, una jotun de otra era de la historia tyriana, en el interior del observatorio. Zojja la describió como "la bruja de lo Celestial". Mi presencia puso a Dagda inmediatamente a la defensiva. Gruñó de miedo, asegurando que había ido a matarla como a "tantos otros". Al parecer, mi reputación de campeón de un dragón anciano me precedía. Para ella, yo era tan impredecible como Drakkar o los Marcados de Kralkatorrik. Hostil y sin sentimientos. Eso es lo que ella veía, y yo... nunca me había encontrado con esa clase de hostilidad.

Dagda estaba claramente luchando contra alguien o algo, y mi llegada exacerbó su rabia. Zojja intentó hacer pasar mi participación como benévola, pero estaba claro que hablar las cosas no iba a funcionar mientras ella estuviera lidiando con la voz que debía seguir atormentándola en su propia mente. Zojja impuso una barrera sobre la arena para atraparla dentro mientras yo intentaba expulsar a la amenaza que ocupaba la mente de Dagda. Se resistió con el poder del propio cosmos, invocando todo tipo de entidades de otro mundo a lo largo de una interminable lucha.

Tras un combate brutal no contra uno, sino contra toda una horda de demonios (liderada por alguien que se hacía llamar Vanda, según me susurró Peitha), Dagda recobró la cordura. A pesar de haberla purificado y de mi participación en liberarla de esa posesión, su disposición hacia mí no cambió. Zojja trató de convencer a Dagda de que podía confiar en mí, que no era una fuerza de la naturaleza incontrolable, pero nada. No vale con que se ganen mi confianza; yo tengo que ganarme la suya.

Lyhr mencionó que el Resguardo Astral me había estado observando a raíz de vigilar a todas las anomalías mágicas. Podía ser por curiosidad, pero también podía ser por miedo. Supongo que yo también me tendría miedo si estuviera observando pasivamente. He ayudado a matar a dragones, incluso a un dios. Pero todo ello plantea una pregunta: ¿por qué nadie intervino? ¿Pensarían en algún momento en acabar conmigo por el bien de Tyria?

Mi historia