Con la torre del brujo reocupada y prosperando de nuevo, Zojja me pidió que me reuniese con ella y Frode en la sala de mando antes de partir rumbo a Amnytas. Me presentaron a Zizel y Galrath, representantes del Bastión de lo Natural y el Bastión de la Fuerza. Desde que partió Mabon, muchos lo han visto entre los bastiones y actuando... de un modo inusual. Sospechan que es posible que lleve un tiempo combatiendo la posesión para ayudarnos a avanzar. Su tiempo podría estar agotándose.
Para ayudar a Zizel a seguir el rastro de Mabon, teníamos que localizar picos de energía kryptis por donde los bastiones. La mejor forma de hacerlo es abriendo y sellando fisuras, y desvelando nubes de consciencia que deberían facilitarnos llegar adonde esté Mabon, sea cual sea el escondite donde está guarecido para librarnos de su sufrimiento.
***
Amnytas. Este increíble lugar se ha cernido sobre Tyria, flotando en el cielo y observando cómo se desarrolla la historia en ella. Cada bastión representa una escuela de pensamiento mágica diferente en la que los brujos comparten sus conocimientos ancestrales con el Resguardo Astral. Por desgracia, los kryptis han asolado el lugar. El Resguardo pende de un hilo, con fisuras demoníacas abriéndose por todo el santuario mientras algo... más grande se agita en las nubes sobre la aguja del mundo.
Por suerte, mi trabajo abriendo y sellando fisuras ha ayudado a Zizel a localizar a Mabon. Exponiendo las energías corrompidas a base de aniquilar kryptis, Zizel consiguió dar con el rastro de Mabon. Cuando me dijo que lo habían encontrado, le noté a Zojja en la voz que la cosa no pintaba bien. Voy derecho al Bastión de la Fuerza para reunirme con el resto del grupo y rescatar a nuestro camarada.
***
Me reuní con Frode, Dagda, Zojja, Galrath y Zizel en el exterior del bastión. Reinaba un sentir sombrío e intenso. Galrath lideró el camino hacia el interior; la severidad de su tono ya daba idea de lo que nos encontraríamos.
Caímos en una emboscada de los kryptis, ¡todo había sido una trampa! Zojja se adelantó corriendo mientras estábamos distraídos, desesperada por llegar hasta Mabon. Cuando Dagda quiso llamarla, ya habíamos perdido de vista a Zojja. Por desgracia, los kryptis nos mantuvieron ocupados y nos impidieron seguirla.
Luchamos para abrirnos camino por las salas hasta que dimos con ambos. Mabon flotaba en el aire; unas oscuras energías se habían apoderado de su cuerpo. Zojja gritó su nombre, pero, al acercarnos, otro kryptis emergió de él, como si se hubiera apoderado de su mismísima alma antes de manifestarse ante nosotros. Luchamos y prevalecimos.
Zojja hizo el llamamiento y Mabon dirigió sus últimas palabras a todos cuantos estábamos a sus espaldas: "No habéis muerto en ese lugar".
Contuvimos a la bestia, pero no sin sacrificar a nuestro aliado: sus almas estaban unidas entre sí y cada una de ellas mantenía a las demás con vida. No dudamos, tal y como nos pidió nuestro camarada, pese a lo difícil que era.
Zojja se derrumbó al perder a otro mentor. Forjó vínculos con esta gente mucho antes de mi llegada a Amnytas. Podía distinguir perfectamente la agonía de sus gritos. Se separó del grupo. El resto de nosotros nos reunimos en torno a su cuerpo. Lo conocí por poco tiempo, pero en este breve periodo logró dejar en mí su huella. Había sido una persona claramente querida para esta gente.
Dagda se acercó a Zojja en una pequeña y tranquila alcoba. Se sentaron juntas unos instantes para llorar la muerte de un amigo. En ese momento de ternura, vi lo que escondía la emoción de Zojja. Amistades separadas a la fuerza prematuramente. Lecciones que nunca pudieron concluir. Futuros cercenados en un abrir y cerrar de ojos. Primero, Snaff. Ahora, Mabon.
Dagda le aseguró que la muerte de Mabon no afectaría a su lugar en el mundo, en el Resguardo Astral. Incluso hizo alusión a algo... más grande. Más permanente. Un nuevo comienzo. Querían que entrase a formar parte del Tribunal de los Brujos.
Hasta yo me sentí atacada por las palabras de Dagda. Las consecuencias... ¿Volvería a ver a nuestros amigos? Zojja necesitaba claramente tiempo para procesarlo, eran demasiadas cosas pasando a la vez.
Dagda y yo hablamos breve y discretamente y me reiteró que el hogar de Zojja está aquí. Ahora. Ya ha dejado atrás su pasado.
Zizel y Galrath regresaron a la torre del brujo para informar a los demás de las noticias, mientras Frode y Dagda permanecían cerca del cadáver de Mabon por respeto a su compañero. Antes de marcharme, Peitha captó el rastro de algo o alguien en el aire. Se negó a decirme lo que estaba pensando, pero estaba claro que aquella presencia, fuera lo que fuese, silenció su perenne carácter bromista. A medida que nos aproximamos a Isgarren, esa tensión no hará más que aumentar. Aún cuestionando los principios morales de Peitha, creo que le incomoda pensar en lo que está por venir.