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En las entrañas de lo oscuro

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En las entrañas de lo oscuro

Año
1336 d.É
Argumento
Secrets of the Obscure
Capítulo
Prólogo: Tiempos inciertos
Localización
La torre del brujo
(Cuerno de Maguuma)
Amnytas
(Cuerno de Maguuma)
Nivel
80
Precedido por
El destino de Mabon
Seguido por
La aguja del mundo

En las entrañas de lo oscuro es el octavo capítulo de la historia de Secrets of the Obscure.

Objetivos[editar]

Recompensas[editar]

Guía[editar]

PNJs[editar]

Objetos[editar]

Diálogos[editar]

Mi historia[editar]

La torre del brujo pantalla de carga.jpg

Nos queda un hechicero que encontrar: Isgarren, un ser de fábula. Hasta yo había escuchado los rumores. La aldea de Garenhoff lo veneraba sin darse ni cuenta de quién o qué era. Pero, por lo que yo sé ahora, todo lo que la gente de ese pequeño lugar ha imaginado de él y de su torre no eran más que convenientes ilusiones. Isgarren no es una especie de brujo paternal que protege su insignificante poblacho favorito. Sus preocupaciones son globales. Y tiene una personalidad... complicada. Aún no lo conozco en persona, pero tengo muchas preguntas para cuando lo haga.

Me reagrupé con el Resguardo Astral, en el que aún reinaba la solemnidad tras la muerte de Mabon. Frode no está animando a seguir avanzando, a pesar de la desesperada necesidad de todos por guardar luto. Me preocupa especialmente Zojja. Aunque apenas he vislumbrado un atisbo de su vida aquí arriba, veo que Mabon ha sido una parte importante de ella.

No lo conocí mucho, asó que lo mejor que puedo hacer para honrar su memoria es luchas por seguir adelante. Pero, antes de embarcarnos, tengo que ver cómo está mi amiga.

***

Me aproximé a Zojja en un momento de vulnerabilidad. Años de lucha continuada y una trágica pérdida, todo emergió con claridad en un momento bajo la falsa ilusión de la privacidad. Todo ha salido a la luz ahora, desde los primeros días de Zojja en el Filo del Destino a su época de recuperación en Rata Sum, hasta llegar al presente. Todas las cartas sobre la mesa. Nunca habíamos... hablado así. Ni siquiera antes de su lesión en Maguuma.

Había sufrido un trauma y ya no gozaba de consideración especial entre los asura. La habían dejado de lado; era una científica cuyo tiempo de gloria ya había pasado y que solo se mencionaba de pasada en las clases de historia. He pensado de vez en cuando en ella durante todos estos años y habría aprovechado sin dudar la menor ocasión de verla. Pero... perdí la noción del tiempo. Tuve que lidiar con problemas mayores. Simplemente, no sabía lo que ella necesitaba... o quería. Ni yo ni ninguno de nosotros. Tras la vaina infecciosa, Zojja tuvo que aislarse. Se escondió de Logan. De todos nosotros. No estaba preparada para hablar. No hasta ahora. Sanar lleva su tiempo.

El Resguardo Astral es su hogar ahora, eso lo tengo claro. No fue el abandono lo que la condujo a ellos, sino la búsqueda de un nuevo punto de partida. Necesitaba dar con un nuevo sendero con gente nueva que no viera en ella meramente sus logros del pasado o Filo del Destino. Quería gente que la viera por lo que es y lo que ofrecía. Mabon vio la chispa en ella, pero su muerte amenazó con extinguirla.

Los brujos, en cambio, ven su potencial. Mabon no era el único que así pensaba. Y ahora ella debe tomar una importante decisión.

Dagda le ha ofrecido un lugar en el Tribunal de los Brujos. El grupo quiere claramente que ella se quede, pero... esa elección conlleva graves consecuencias. Cuando alguien "asciende" para convertirse en brujo, pierde recuerdos de su vida pasada. No necesariamente todos, pero olvidas lugares, eventos y gente que en su día te fue cercana. Se nota que Zojja quiere dar ese paso, pero también que igual no está preparada para desprenderse de lo vivido hasta ahora. Preguntó por Taimi que, entre todos sus camaradas, sería quien tuviera mucho que decir sobre esto.

Cuando no tuvimos otro remedio que matar a Ceri, dijo que ella (y, por extensión, el Resguardo Astral) era su "familia encontrada". Esta gente la ayudó realmente a curarse de sus heridas físicas y mentales de un modo que sus contemporáneos fueron incapaces de hacer. Ni sus amigos. El resguardo Astral le brindó una salida de las trampas políticas y su menguante reputación en Rata Sum. Zojja necesitaba dar carpetazo a lo ocurrido en Maguuma, y el Resguardo fue la mejor opción que pudo encontrar.

Le dije que la apoyaría independientemente de lo que decidiera, y que confiaría plenamente en todo caso. Sea quien sea después de esto, seguiré considerándola mi amiga.

La dejé a solas con sus pensamientos. Cuando salí del cuartel, me topé con Dagda, que merodeaba por allí. Abandonó su tono hostil y me trató como una persona preocupada por una amiga mutua. No sabíamos muy bien qué hacer para consolar a Zojja. Yo intenté reconfortarla, subrayando el peso de la decisión que le había impuesto a nuestra querida Zojja. Fue la interacción más amable que hemos tenido hasta la fecha. Aunque espero que no sea la última.

***

La búsqueda de Isgarren está totalmente activa y continúan acechando las sombras en el cielo. Puse rumbo a Amnytas, donde Rian me presentó a su esposa, Kamilla, otra cazadora de fisuras. Ha estado trabajando mano a mano con el Resguardo Astral para descubrir encantamientos únicos del Corazón de lo Oscuro. Después de trabajar con ella para probar el dispositivo usando potentes emociones destiladas con el objetivo de atraer a kryptis poderosos, seguí respaldando al Resguardo en su lucha por proteger los bastiones de los kryptis.

Después de ayudar a repeler a los kryptis, Zizel contactó conmigo. Un extraño pálpito llamó su atención hacia el Bastión de lo Oscuro, pero no era capaz de determinar lo que lo habría llamado acudir en esa dirección. Me pidió que investigase. El misterioso origen de esta atracción lo dejó perplejo; no era capaz de discernir si se había originado de un kryptis o de Isgarren, pero allí es donde pienso dirigirme.

***

Cuando llegué al Bastión de lo Oscuro, encontré a R'tchikk y a Gladio aguardándome fuera. Zizel les había pedido que me guiaran. De manera similar a la corazonada que nos había guiado hasta este lugar, Gladio sentía una extraña presencia en el interior, pero no era capaz de identificar con exactitud qué nos esperaba.

Era... Mabon. Más exactamente, su esencia. Aunque estuviera muerto, yo no podía descartar por completo la posibilidad de que una magia más profunda estuviera en juego en ese enclave. Entramos, curiosos y ansiosos por afrontar lo que nos había atraído hasta allí.

El silencio reinaba en el bastión. R'tchikk lamentó cómo habían cambiado aquellos pasillos, en su día bulliciosos, mientras nos acercábamos a la sala principal, ahora invadida por una plomiza melancolía que pesaba en el aire y llenaba los pulmones. Gladio nos guio[sic] hacia delante, siguiendo un rastro que el resto de nosotros no éramos capaces de detectar. Nos enfrentamos a montones de kryptis mientras rebuscábamos entre escombros hasta dar finalmente con un... peculiar artefacto. Al recogerlo, tuve una visión. ¿O fue un recuerdo, quizá?

Reconocí la voz de Mabon de inmediato. Sonaba sepulcral y agotada, como si acabase de librar un combate interminable. Una segunda figura se cernía sobre él: Isgarren. Su nombre invadió mi mente al verlo por primera vez. Tenía a Mabon, que estaba presto a claudicar, inmovilizado en el suelo. Isgarren le provocaba, poniendo en duda su naturaleza mursaat, preguntándole por qué no contraatacaba. Pero Mabon no se inmutó. Estaba dispuesto a morir a manos de Isgarren.

R'tchikk y Gladio me sacaron de mi ensimismamiento para traerme de vuelta a la realidad antes de que pudiera ver el resultado. Los kryptis habían interrumpido aquel instante mágico. Tras despejar la zona, mis compañeros me preguntaron lo que había visto al coger el artefacto. Les conté lo que pude, que Isgarren y Mabon habían sido en su día enemigos, y deduje que, fuera de cuando fuese aquel recuerdo, sería probablemente anterior a la ascensión de Mabon. Sonaba más crudo. La vida no había sido amable con él hasta ese punto de su vida.

R'tchikk no parecía muy sorprendida, al vivir diariamente rodeada de magia arcaica. Partió con Gladio para informar a Zizel de lo que había visto. Yo dudé un instante, asimilando lo que acababa de presenciar. Hasta Peitha se percató de la creciente tensión que se respiraba; el aura de Isgarren va tomando fuerza a medida que nos acercamos al clímax de la guerra. Cuando hablamos, se dejaba entrever cierta brusquedad. Parecía preocupada. Con ese mismo ánimo, nos comunicó una segunda revelación: Cerus, esa descomunal bestia que me persiguió en Nayos, es su hermano. Quería desenfundar mi arma y atacarla, pero sabía lo poco que eso me reportaría contra mi... inquisitivo pasajero. Cerus me había rodeado, según ella, y llevaba persiguiéndome todo este tiempo, aguardando el momento de atacar.

Se acerca el momento de encontrar a Isgarren y plantar cara a Cerus. Cuando me reúna con mis amigos en Amnytas, trazaremos nuestro próximo plan.

Mi historia