Mientras Dagda —que aún se pone en guardia cada vez que me acerco— se centraba en recuperarse, yo ayudé a Rian a eliminar a más kryptis de todo el archipiélago. Con Dagda purificada y casi lista para la batalla, nuestro próximo objetivo principal es ayudar a Lyhr a dar con su otra mitad. Al parecer —y que conste que escribo esto solo para asegurarme de haber entendido el concepto— puede dividir su conciencia en dos. Se trata de una táctica salvaje que le permite protegerse mejor de la posesión de los krytpis. Aunque una de las mitades esté en peligro y desaparecida ahora mismo, al menos la otra está lista y dispuesta a ayudar. Los brujos no solo son prácticamente inmortales, sino que poseen habilidades mágicas únicas distintas a todo lo que yo haya visto (y creo que prefiero no haber presenciado cosas así, de hecho).
Mientras andaba por el campamento, Frode me presentó a dos miembros más del Resguardo Astral que nos ayudarán en los días venideros: R'tchikk, una skritt asombrosamente locuaz, y Gladio, antiguo miembro de las legiones charr. R'tchikk profesaba una profunda admiración por mis logros del pasado, lo que me otorga al menos un aliado en condiciones en esta faceta tan mística y desconocida del mundo. Ella y Gladio resultaron ser una agradable distracción; de quienes me han presentado desde que llegué, tal vez sean los que me han demostrado más calidez.
Volví a los "fractales" de los brujos para dar con fisuras y buscar pistas del "Lyhr malo" (así es cómo ha dado R'tchikk en llamar a la parte más cascarrabias del enano, muy acertadamente) mientras el resto del equipo hacía planes para avanzar hacia la torre del brujo, dado que esa marcha era nuestro siguiente objetivo. Mientras recorría las islas, sin embargo, una voz que no pertenecía a Peitha resonó en mi cabeza y me dejó inmóvil. Pertenecía a un kryptis llamado Eparch, el "Rey de Medianoche", quien, al parecer, anda a la caza de Isgarren. La voz era tan amenazadora que incluso Peitha se estremeció. Las palabras de esta, no obstante, enseguida se impusieron a las suyas apartándolo del centro de atención. Peitha me advirtió que no pronunciara el nombre de Eparch demasiado en alto para no atraer su atención. De nuevo, y tal vez en contra de mi propio instinto, creo que le haré caso.
***
R'tchikk me instó a acampar, donde el grupo al completo se estaba armando de valor para marchar a la torre del brujo. Habíamos localizado al "Lyhr malo", pero nos quedaba mucha lucha por delante para darle caza. El "Lyhr bueno" (su mitad recomendable) y Mabon tendrían que forjar una llave para desarticular los mecanismo de defensa de la torre.
Justo cuando el grupo se preparaba para partir, Frode se volvió hacia Dagda para preguntar por una llamada de socorro que Zojja y ella habían respondido en mi ausencia. Otro miembro del Resguardo Astral había sufrido una posesión con funestos resultados: Dagda tuvo que confinarlo en una celda para aislar la amenaza, pero no antes de que lograra apuñalarse en el muslo. Peitha aprovechó la oportunidad para recordarme mi lugar en este mundo: una forastera en un lugar que no me es familiar y donde tengo pocos amigos. Si desvelase mi... conexión con Peitha, Dagda, con quien ya estoy en términos peliagudos, se negaría totalmente a hablar conmigo antes de que tuviese la ocasión de explicarme. Imposible racionalizar mi situación con un equipo de acción dedicado en exclusiva a combatir a un enemigo demoníaco,
Llegados a este punto, no sé lo que Peitha quiere, pero tengo muy claro que no desea que muera, o no estaría ahora mismo dejando constancia de todas mis impresiones.