Tan pronto salí del ascensor, me quedó claro que Joon había invertido una enorme parte de su fortuna en el reactor de Yong, donde mantenía retenida a la dragona anciana Soo-Won. A pesar del evidente orgullo que le proporcionaba haber construido unas instalaciones tan magníficas a tanta profundidad en el mar, la amable dama Joon no se tomó la molestia de recibirnos en persona y nos ofreció una visita por medio de una proyección holográfica. Joon nos aseguró que su acuerdo con Soo-Won era colaborativo y beneficioso para ambas, algo que todavía me cuesta creer. Con todo, aquí estamos, y nos disponemos a comprobar en primera persona cómo va ese acuerdo. ¿Cómo será Soo-Won en realidad?
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Caminar tan cerca de las ciclópeas columnas de baterías de jade era sobrecogedor. Conforme nos acercábamos al punto de acceso a la cámara de Soo-Won, oímos por casualidad a la dama Joon discutiendo una vez más con el ministro Li por holoconferencia; pero la hostilidad de aquel intercambio no fue nada comparada con la que la sucedió: cuando Joon se dispuso a abrirnos el punto de acceso, los muchos mechs de jade que conformaban el sistema de seguridad autónomo de las instalaciones se volvieron contra nosotros.
Pero, para sorpresa de todos, Mai Trin tomó la iniciativa, hackeó el sistema de seguridad y desconectó los mechs. Ya no cabía la menor duda de que Ankka también había accedido a la red de las instalaciones, lo que volvía más acuciante llegar hasta Soo-Won. Por desgracia, la brecha de seguridad conllevó el cierre del punto de acceso principal y que perdiésemos el contacto con Joon, así que nos dirigimos a una entrada alternativa a través de los pasillos de mantenimiento.
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Tras atravesar la zona de mantenimiento a través de una serie de escudos de energía con la ayuda de mi práctico robot de jade, nos dimos de bruces con Ankka; o mejor dicho, con una proyección holográfica suya. Les lanzó unas pullas a Mai Trin y a Gorrik, nos dejó claro que ya se había adentrado en las instalaciones más que nosotros y, luego, desapareció.
Superamos los últimos elementos de seguridad de Joon y, tan pronto tuvimos a Soo-Won a la vista, volví a verme atraída a su mente, donde me confirmó que había recurrido a Joon y a su tecnología para que le hiciesen más fácil canalizar la magia de Tyria tras la muerte de sus hijos, los demás dragones ancianos. En resumen: Soo-Won y aquellas instalaciones eran lo único que impedía que el mundo se fuese a pique después de que los dragones muriesen. Me presentó una perspectiva nefasta pero también me dejó la exigua esperanza de que Aurene podría iniciar un nuevo ciclo si la preparábamos para soportar el maremoto de energía que se liberaría con la muerte de Soo-Won.
Mi momento con Soo-Won terminó de forma abrupta, pues salí de su mente para encontrarme a Ankka frente a la dragona anciana; y, antes de que tuviésemos tiempo para reaccionar, Ankka activó el extractor y llenó la cámara con el poder puro de la magia marcada de Aurene. La estancia se llenó de cristales. La estructura que retenía a Soo-Won quedó destruida, ella se liberó y nos vimos obligados a huir mientras la cámara se desmoronaba y el océano la anegaba.
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Conforme nos alejábamos del caos de la cámara de Soo-Won, vimos que la combinación de la magia incontrolada de Aurene y la destructiva fuga de Soo-Won estaba provocando la fusión del reactor. Dependía de nosotros salvar la situación antes de que explotase y arrasase toda Nueva Kaineng; pero Ankka estaba decidida a detenernos y, para ello, primero nos lanzó a sus Filoetéreos y, luego, nos dio otra sorpresa: sus propios experimentos con la magia dracónica le permitían hacer uso de l poder de Zhaitan y reanimar a los trabajadores de Xunlai fallecidos para que nos despedazasen.
A medida que docenas de muertos vivientes se alzaban a nuestro alrededor, localizamos la sala de control y accedimos a ella. Mai Trin se encerró dentro y nos impidió intervenir mientras evitaba la explosión del reactor. Marjory, Gorrik y yo huimos del centro de control, pero presenciamos una perturbadora escena: Ankka mató a su antigua capitana a sangre fría... después de que esta evitase el colapso catastrófico del reactor. Fuese quien fuese antes, Mai Trin sacrificó su visa para salvarnos, a la ciudad y a nosotros.
Volvimos al vestíbulo de Reactor de Yong y allí nos recibió a través del sistema de megafonía la imponente voz del capitán Fa, el jefe de seguridad de Xunlai, que no parecía dispuesto a darnos tiempo ni ocasión para demostrar nuestra inocencia. Con Soo-Won a la fuga y dadas sus nefastas advertencias respecto a qué le pasaría a Aurene si Ankka se salía con la suya, decidimos abandonar las instalaciones empleando las cápsulas de escape de emergencia y salimos enseguida a la superficie. Espero que alcancemos a Soo-Won a tiempo y pongamos fin a todo esto antes de que suceda lo peor.