Me reuní con Gorrik y Marjory en Zen Daijun. Los dos habían captado frecuencias ultrasónicas extrañas que emanaban de la zona y estaban investigándolas con la sospecha de que podrían estar relacionadas de algún modo con los Filoetéreos. Y la sospecha resultó ser cierta: ¡en la cueva se ocultaba una entrada secreta a un escondite filoetéreo! Me puse en contacto con Taimi para notificarle nuestros descubrimientos; y Joon, que estaba escuchando, se puso en camino hacia nuestra ubicación de inmediato, porque se moría de ganas de llevar a Mai Trin por fin ante la justicia. La verdad, no la culpo...
Exploramos la guarida y nos encontramos a Iván, que seguía siendo leal a Mai Trin y se negó a revelarnos su paradero. Insistió en que las cosas no eran como parecían y nos rogó que no le hiciésemos daño a Mai Trin. Tras un breve rifirrafe, conseguimos reducirlo.
Al final, acabamos topándonos con Mai Trin... aunque más bien era ella la que iba topándose con todo, borracha como una cuba. Luego llegaron Joon y Kasmeer e intentamos sonsacarle los planes a la capitana, pero no estuvimos hablando mucho tiempo: para nuestro asombro, Mai Trin empezó a canalizar el poder de la Niebla, ¡como si fuese una retornada! Y lo peor fue que recurrió al poder de nuestra antigua enemiga... ¡Scarlet Briar!
Como era de esperar, el eco de Scarlet era demasiado fuerte (y desquiciado) para Mai Trin, así que echó a correr como una loca... y nos metió de cabeza en un enfrentamiento a la desesperada del que apenas conseguimos salir con vida.
Con el eco de Scarlet de nuevo bajo control, capturamos a Mai Trin y le confiscamos las armas. Seguía abrumada por las voces de la Niebla y tenía problemas para acallarlas, así que Kasmeer sugirió atenuarle el sentido de la vista para ayudarla a concentrarse... más o menos como hacía Rytlock. Tras prepararle una venda improvisada, le exigimos a Mai Trin que nos revelase las órdenes que les había dado a los Filoetéreos. Y no solo confesó que planeaban atacar una instalación de procesamiento de jade, sino también que ella ya no estaba al mando: al parecer, Ankka había incitado a un motín y se había llevado todas sus naves y tripulantes.
Volvimos atrás y desatamos a Iván, y a Mai Trin le sorprendió de verdad que no la hubiese abandonado. Iván sugirió que localizásemos a Ankka empleando los transpondedores de las naves; y era buena idea pero, por desgracia, Renyak había dañado los transpondedores, por lo que los datos de rastreo eran imprecisos y tan solo pudimos sacar en claro que teníamos que dirigirnos a Nueva Kaineng. No era mucho con lo que trabajar, pero era algo. Mai Trin se ofreció a ayudarnos en la persecución (quizá porque se sentía culpable) y aceptamos a regañadientes, aunque a Joon no parecía hacerle demasiada gracia la idea. Antes de partir hacia Nueva Kaineng, decidimos que primero debería sacarme un permiso en el Ministerio de Tránsito... para que no me arrestasen por contravenir la legislación relativa a viajes.