Un Espíritu de Leyenda

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Un Espíritu de Leyenda es una historia de Ree Soesbee.

Texto[editar]


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Vivir en las heladas Picoescalofriantes no es en absoluto fácil. Aquellos que lo intenten deberán ser tan robustos como la propia montaña. Los norn poseen muchas virtudes, entre ellas una feroz tenacidad y entusiasmo por los desafíos que conlleva la vida. Una de las partes más fundamentales de la cultura norn es el culto a los Espíritus de la Naturaleza, manifestaciones corpóreas del mundo natural. Estos espíritus no son solo una fuente de inspiración, son también guías y aliados en este difícil trayecto que es la vida.

El fuego soplaba chispas hacia los cielos, como estrellas queriendo regresar a su alto y oscuro hogar. Pero no había alegría en esta hoguera, ni celebración. Lo que una vez fue un orgulloso albergue era ahora no más que una pila de cenizas apiñadas en las sombras de las parpadeantes brasas de los leños.

"Lo lamento, Viskar." El anciano escaldo descansó su mano en el hombro del niño. "No hay nada que podamos hacer. Tu padre perdió la casa, y todo en su interior, en su última apuesta con Grimhilde. Ella tenía derecho a hacer lo que quisiera con su premio."

"Hizo trampas. Hizo trampas, pero no puedo demostrarlo. ¿Y mi padre, Fiach?" El joven masculló las palabras, arrancando las sílabas como un lobo arranca su pata atrapada en un cepo. "¿Tenía también 'derecho' a matarlo?"

Viejo Fiach suspiró. "Tu padre hizo mal en atacarla. No habrá castigo por parte de La Camada de Hoelbrak por las acciones de Grimhilde. Ni tú tampoco deberías buscar venganza, Viskar. Eres un nuevo cazador, apenas lo suficientemente mayor para blandir tu propia espada. Grimhilde es poderosa, se cuentan leyendas de su crueldad en cada festín para asustar a los niños y los humanos." Sacudiéndose la cabeza, el escaldo tiró de su capa de piel de pantera para abrigar sus huesos gastados. "Abandona tu ira, joven. Entierra a tu padre. Deja que sean los cuervos los que se encarguen de la venganza."

"No." Viskar se secó las lágrimas con el reverso de la mano, dejando sus mejillas manchadas de hollín. "Seré joven, Fiach, e inexperto."

"Pero sigo siendo norn."

Osa, Pantera de las Nieves, Cuervo, y Lobo

Los norn creen en la fortaleza individual, las victorias individuales, y una espiritualidad terrenal que es tanto primigenia como compleja. Veneran la naturaleza, materializada en animales que son los guardianes y la esencia del mundo. Se podría decir que hay tantos Espíritus de la Naturaleza como tipos fundamentales de animales hay—un Espíritu del Lobo para representar a todos los lobos, un Espíritu del Buey para enseñar las lecciones de fuerza y perseverancia, etcétera. Al contrario que los dioses humanos, estos Espíritus de la Naturaleza no representan conceptos amplios como "guerra" o "naturaleza", sino que encarnan todas las complejas virtudes y vicios de los animales a los que representan.

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Debido a su historia, los cuatro Epíritus de la Naturaleza más importantes para los residentes de El Gran Albergue de Hoelbrak son Osa, Pantera de las Nieves, Cuervo, y Lobo.

Estos espíritus se manifestaron para guiar a los norn supervivientes hacia el sur, después de que Jormag despertara y arrasara sus hogares y tierras en el norte. Osa es la más venerada de todos los espíritus; se la considera un símbolo de fuerza, percepción, y sabiduría. Pantera de las Nieves es solitaria y sigilosa, igual que su análogo animal, y los norn respetan los secretos que colecciona. Cuervo es astuto y pícaro, le gustan los acertijos y los juegos de palabras. Y Lobo es el espíritu del trabajo en equipo, la amistad, y la familia. Los norn eligen seguir el camino de un Espíritu de la Naturaleza en particular porque sienten una conexión con las lecciones que imparte.

Hay que tener en cuentan que a pesar de que los cuatro espíritus trabajaron de forma conjunta para ayudar a los norn a sobrevivir a los ataques de Jormag, ni estos, ni sus seguidores, mantienen siempre una buena relación. Los seguidores de Lobo menosprecian el sigilo de Pantera de las Nieves como cobardía, y los chamanes de Osa desconfían de los seguidores de Cuervo, considerándoles débiles, y sus engaños como deshonrosos. Se cuentan relatos en los festines de las épicas batallas entre los héroes de cada albergue, inmortalizando en leyenda las virtudes y los vicios de su espíritu patrón.

Las estrellas sobre las Picoescalofriantes eran frías y brillantes, coronadas por la iridiscente aurora boreal del cielo norteño. En el Gran Albergue de Hoelbrak, un joven se presentaba a los chamanes, buscando lecciones de venganza.

"No", dijo el chamán de Osa. "Aprende fuerza, Viskar. Aprende sabiduría. Grimhilde no busca victoria. Sino la aniquilación total de su enemigo. No voy a enseñarte cómo acabar con tu vida."

"Lo lamento", dijeron los seguidores de Lobo. "Te ayudaríamos con mucho gusto a vengar a tu familia, pero lo que propones es suicidio. Piensa en tu manada. Si atacas a Grimhilde, ella arremeterá contra aquellos que amas."

El havroun de Cuervo negó con la cabeza cuando Viskar preguntó. "Ni siquiera puedes explicarme cómo hizo trampas. Grimhilde es lista, y siempre tiene un as letal bajo la manga. Si no sabes más que ella, te destrozará."

Viskar apretó los puños. "¿Acaso no va a ayudarme nadie?"

Una sombra se movió en una esquina del albergue, con un par de brillantes ojos amarillos. "Aún no me has preguntado a mí", murmuró la Oradora de Pantera de las Nieves, Valharantha, con sus movimientos fluidos y gráciles.

"¿Me enseñará Pantera de las Nieves a cobrar mi venganza?", preguntó. "Si sigo su camino, ¿me mostrará cómo derrotar a Grimhilde?"

"Mejor aún." Valharantha bajó los ojos y sonrió. "Hará de tu venganza tu leyenda."

La Carga de un Chamán

Al contrario que los humanos, cuyos sacerdotes son admirados por su dedicación a un solo dios, todos los norn se sienten guiados y abrigados por los espíritus. Algunos norn eligen no seguir un solo camino, prefiriendo venerar a todos los Espíritus de la Naturaleza, siguiendo a uno u otro según sus lecciones sean relevantes para su día a día. Aquellos que eligen convertirse en chamanes se consagran a un área sagrada para un Espíritu: un santuario, un albergue, o un coto de caza dedicado a su Espíritu de la Naturaleza patrón. Sirven a su gente como guardianes y profesores, protegiendo su territorio, e instruyendo a otros en las lecciones del Espíritu al que veneran.

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Los cuatro chamanes más poderosos y dedicados son los Oradores de Hoelbrak. Ellos atienden los albergues que rodean el corazón de Hoelbrak, construidos en honor a los espíritus que guiaron a los norn hacia un lugar seguro. El sabio Alarrin de la Escarcha lidera el albergue de Osa; Moda la Veloz es la sabia oradora de Cuervo; el Albergue de Lobo es custodiado por el joven orador llamado Fastulf Jotharsson; y la bella y misteriosa Valharantha es la oradora de Pantera de las Nieves.

Se pueden encontrar chamanes a lo largo y ancho de las Picoescalofriantes, incluso en los lugares más remotos, pero existe un tipo de chamán mucho menos común: los havroun. Un havroun es un sirviente especial de un Espíritu, un vigilante y defensor de los intereses del Espíritu en este mundo y en el más allá. Los havroun son los únicos capaces de cruzar físicamente hacia la Niebla e ir al Salón de los Espíritus, donde los valientes viven para siempre. No requieren abrir un portal o realizar un ritual, a menos que quieran llevar consigo a otros. Solos, simplemente cruzan hacia el mundo de los espíritus, viajando en espíritu hacia la Niebla, dejando su cuerpo detrás, tan fácil como cruzar un umbral. Solo hay un havroun por cada Espíritu de la Naturaleza; pero puede que haya otro en formación si el havroun actual comienza a sentir el peso de los años y se prepara para su última incursión a la Niebla.

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Otros Espíritus

Los norn veneran principalmente a los cuatro Espíritus de la Naturaleza que los guiaron hacia el sur, pero existen otros Espíritus, y enseñan sus propias lecciones. Algunos son menos poderosos, como Minotauro, Sierpe, o Águila, y rara vez se les ve o se les evoca. Algunos Espíritus no son seres sensibles, como Montaña, Fuego, u Oscuridad, y son representados como desafíos a superar u obstáculos legendarios en el camino de un héroe, en lugar de amigos o guías como los Espíritus de la Naturaleza.

Existe también un pequeño grupo de Espíritus que son venerados con gran pesar. Los Espíritus de la Naturaleza "perdidos", quienes se quedaron atrás para luchar contra Jormag. Lechuza, Dolyak (también conocido como Buey), Águila, y Glotón, son elogiados por su valentía y su sacrificio. La muerte de Lechuza es conocida entre los norn—el último Havroun de Lechuza confirmó su perecer—pero el porvenir de Dolyak, Águila, y Glotón es desconocido incluso para los chamanes. Ningún norn ha tenido la bendición de servir como havroun a alguno de esos Espíritus desde hace generaciones, aunque no es extraño que los Espíritus algo más débiles (o aquellos más alejados de nuestro mundo) no tengan un havroun. Lo único verdaderamente cierto es que estos Espíritus lo dieron todo en el lejano Norte y, gracias a su valentía, ayudaron a los norn a escapar de las garras de Jormag.

Grimhilde se arrodilló, estudiando las huellas. Llevaba siguiéndolas desde hacía seis días, desde que los escaldos en Hoelbrak cantaron la leyenda de Whisperclaw (GarraSusurro), un joven y feroz gato montés. Pronto, desafiaría a la bestia, y—

"¡Grimhilde!" llamó una voz desde la alta ladera de la montaña. Alarmada, agarró su arma. ¿Había llegado alguien antes que ella? ¿Había muerto su presa a manos de otro? Con rabia, la guerrera se enderezó y ojeó los riscos. No tardó en ver a su enemigo. "¿Quién eres?", preguntó con cautela, palpando la hoja de su hacha. Si este jovenzuelo le había robado su presa, le haría pagar…con dolor.

"Soy tu muerte, en persona". El joven se alzaba sobre un saliente, balanceándose sin esfuerzo. "Hace cuatro años, robaste a mi padre su vida haciendo trampas. Estoy aquí para vengar esa deuda".

"Ya te recuerdo". Grimhilde dio un paso atrás y blandió su hacha de lado a lado. "Tu padre era un enclenque, igual que tú. Debí haberte matado cuando eras un niño, pero aquel anciano me disuadió. No importa. Acabaré contigo, y cuando vuelva al Gran Albergue, acabaré también con esa reliquia de escaldo".

El joven gruñó, sus ojos brillaban con fría y agria venganza. "Has venido a cazar", dijo, "pero eres tú la que está siendo cazada. Hay seis días de trayecto de vuelta a Hoelbrak sobre nieve y hielo, sin refugios, ni albergues, ni campamentos en el camino".

"¿Crees que puedes enfrentarte a mí?" dijo entre risas. "¿Matarme? ¿A mí, Grimhilde la Feroz? ¿La mejor con el hacha de entre todos los norn? Morirás gimoteando como un gatito, jovenzuelo. ¡No eres lo suficientemente fuerte!"

"Es cierto. No soy lo suficientemente fuerte para batirte en tus términos, así que nos batiremos en los míos". El joven cazador sonrió de oreja a oreja. "Pantera de las Nieves me ha entrenado en el sigilo y rastreo. También me ha enseñado a endurecer mi mente contra el sueño. Puedo sobrevivir cinco días sin dormir, moriré en el sexto, pero lo haré si tengo que hacerlo. Pero tú…tú tendrás que dormir tarde o temprano. Y estoy dispuesto a apostar mi vida a que tú dormirás antes que yo".

Grimhilde le miró fijamente, la sangre huyendo de su rostro. "¿Me matarías mientras duermo?"

"Esperaré a que mi presa esté vulnerable, y entonces atacaré." El joven cazador sonrió sombríamente. "Y por Pantera de las Nieves juro—nunca me oirás venir".

Dragón

Desde el despertar de Jormag, hay algunos norn—siempre jóvenes, hombres y deseosos de demostrar su valía—que proclaman que "Dragón" debería ser venerado junto a los Espíritus de la Naturaleza. Admiran la fortaleza de Jormag, su fiereza, y su crueldad. Claman que, siguiendo el camino de Dragón, cualquier norn puede volverse tan imbatible como el propio dragón. Conocen la historia de Jora y su hermano, Svanir, y le ven a él como el primer converso al nuevo Espíritu. Jora, quien no aceptó las bendiciones de Dragón, es denigrada entre los seguidores del culto—igual que todas las mujeres. (No obstante, Jormag no comparte el prejuicio de sus seguidores Hijos de Svanir, pues se sabe que corrompe indistintamente a todas las razas y géneros).

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Dragón no tiene verdaderos chamanes ni havroun. Aquellos que le siguen no poseen la habilidad para entrar a La Niebla, ni las bendiciones que los norn acostumbran a ver en los chamanes de los Espíritus. Un chamán de Dragón puede creerse espiritual, pero no se acerca ni por asomo a ser un verdadero chamán. Estos seguidores del dragón solo enseñan corrupción, reciben bendiciones impías, y son transformados por Jormag. Al final, acaban convertidos en Progelie, sirvientes de la bestia. Puede que se autodenominen chamanes, pero la mayoría de los norn los considera insensatos—insensatos peligrosos. Aún así, las promesas de poder—y el desafío de ser quien clame las bendiciones del dragón—continúan siendo un cebo efectivo para los arrogantes, que acaban sirviendo a Dragón.

La cultura norn enfatiza la individualidad. Demanda que cada persona sea juzgada por sus acciones, y no las acciones del grupo al que pertenezca. Si tres Hijos de Svanir atacan un santuario, esos individuos serán cazados y castigados. Ello no implica que otro norn que diga pertenecer a los Hijos de Svanir sea castigado o despreciado por ese ataque—en la mentalidad norn, ese norn no perpetró el ataque, y no debe ser responsabilizado. Esto tampoco significa que los norn ignoren las alianzas personales o que no entiendan que los Hijos de Svanir sean peligrosos. Simplemente, como raza, los norn no juzgan a las personas por los pecados de su tribu.

Cada norn vive y muere por su propia leyenda.

"Déjame que te cuente una historia". Viejo Fiach el escaldo levantó sus manos al cielo mientras las llamas del festín crepitaban y saltaban. "La historia de un héroe conocido como Viskar Whisperclaw. ¡Aclamado sea el honorable hijo! Legítimo guardián de la ira, la muerte en las sombras, asesino de la traicionera Grimhilde. Viskar, quien, a pesar de los desafíos, estuvo dispuesto a dar su vida para saldar la deuda de sangre con aquella que le había agraviado…"

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